LOS GIRASOLES
Este libro nos cuenta la historia de Simón, un judío, que estaba en un campo de concentración. Este hombre no creía en Dios. Simón estaba con sus dos amigos en el mismo barracón, sus nombres eran Jarek, un hombre muy fiel a Dios y Arthur. Ellos trabajaban para unos oficiales de las SS en los ferrocarriles del Este.
Un dia eligieron a 50 judíos, entre los que se encontraba Simón, y se los llevaron por la ciudad de Lembgerg hasta el Instituto Tecnológico en el que había un hospital. Allí una enfermera cogió a Simón para que ayudara a Karl, un enfermo que iba a morir. Kart era voluntario de las SS. Este le leyó una carta donde le contó las cosas que hizo contra los judíos. Antes morir Kart le suplicó al judío que le perdonara los actos de crueldad que hizo en el pasado y Simón se levanto y sin mediar palabra se fue.
Simón siempre se ha preguntado si lo que hizo con Kart estuvo bien o mal.
TERENCE PRITTIE
Esta autora opina que el judío no debería de perdonar al soldado de las SS. Para defender su opinión dice que si el soldado quisiese recibir el perdón se habría confesado con un sacerdote. Gracias a los actos terroríficos del cuerpo de las SS los judíos se enfrentaban a la muerte diariamente mientras que las SS no. Terence opina que no se debe perdonar a los alemanes que hicieron todas estas atrocidades contra los judíos y al resto de la gente.
OPINION PERSONAL
Yo opino lo mismo que esta autora puesto el soldado de las SS no podía pedir perdón en su último segundo de vida solo por tener la conciencia tranquila. Yo creo que no se les debe perdonar ya que aunque se arrepientan mucho, en el momento de haber realizado los actos de violencia contra esa gente no les importó como se podían llegar a sentir.
4 comentarios:
Estoy de acuerdo con esta autora ya que es muy cierto que gracias a los actos de las SS los judíos se exponian a la muerte día tras día. Me parece muy razonable que Terence diga que no se debe perdonar a los alemanes que hicieron todas esas salvajadas contra los judíos ya que ellos, si estuvieran en la otra posición, no les perdonarían tampoco.
Opino lo mismo que la autora, ya que todos y cada uno de los alemanes que cometieron tantos crímenes deberían haber sido castigados, y no habría que perdonarles ya que podían haberse arrepentido en el momento en el que iban a cometer el crimen y no arrepentirse años después en su lecho de muerte.
Estoy de acuerdo contigo, lo que dice la autora de que si Karl hubiera querido el perdón que se lo hubiera dicho a un sacerdote, ahí yo creo que igual le interesaba mas, o le sentaría mejor el perdón de un judío que el de un sacerdote que solo se va a limitar a decirte, estas libre de pecado, sin sentir nada.
No estoy de acuerdo con tu autor, ya que pienso que Karl lo que queria oir es el perdon de un judio, que le daba igual lo demas, lo que queria es el perdon de alquien que era igual a los que le habia hecho daño.
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