viernes, 28 de febrero de 2020

Alicia Caro Ortiz




RESUMEN DEL LIBRO

El perdón es disculpar a otro por una acción considerada como ofensa, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en un futuro. Sobre esta cuestión tratará el relato del libro “Los límites del perdón”, en el cual su autor, Simon Wiesenthal, un judío que vivió la II Guerra Mundial, sufrirá un dilema ético y moral acerca del perdón.
Simon Wiesenthal era un judío más en aquel campo de concentración situado cerca de la localidad de Lemberg, otro más que por el simple hecho de ser judío portaba su certificado de defunción al que solo hacía falta añadir una fecha. Entre aquella masa de humanidad, había miembros de diferentes clases sociales donde debido a las circunstancias, un destino común los había convertido en seres iguales. La enfermedad, el castigo, el sufrimiento y la muerte eran compañeros constantes de los judíos, con los que tenían que lidiar día tras día. Allí hacía su convivencia más amena con la compañía de Arthur, el cual creía que el castigo pertinente a los alemanes llegaría y Josek, cuya paz mental resultaba desesperante para algunos. Día tras día trabajaban en los ferrocarriles del este de Lemberg.
Era un día cualquiera, cuando Simon fue elegido junto otros 49 hombres por un cabo y dirigido por los askaris hacia al antiguo Instituto Tecnológico, donde el protagonista había estudiado, ahora convertido en el nuevo hospital militar. De camino, el paso de los reclutados por un cementerio militar, despierta un gran interés sobre Simon. Junto a las tumbas de cada uno de los soldados había sembrado un girasol, los cuales son relacionados por Simon como una forma de información con el exterior de los soldados.
Una vez allí Simon es misteriosamente conducido desde su puesto de trabajo hasta el lecho de Karl, un miembro de la SS de unos 21 años, el cual había pedido la presencia de un judío para llevar a cabo su confesión. Simon, muy desconcertado, al entrar ve un rostro cubierto por una venda que apenas dejaba recocer la mirada del soldado alemán. Karl se encontraba en sus últimos instantes, le cuenta que, aunque su infancia fue ejemplar, la toma de mala decisiones lo había llevado a donde estaba actualmente. Pese a la molesta y desagradable situación que Simon estaba viviendo, decide quedarse ante la indecisión que le surgía en numerosas ocasiones. Pero después de contar detalladamente su trayectoria, el soldado atormentado por sus crímenes confiesa haber participado en la quema de un edificio lleno de personas, y de tirotear a aquellos que querían salvarse de las llamas; como la familia que decidió saltar por la ventana con su hijo en brazos. Este niño es relacionado por Simon con Eli, un niño judío que conoció en el gueto, algo que lo entristece aún más. Tras declaración del crimen Karl suplica a Simon su perdón para así poder morir en paz, ante esta situación, Simon huye sin dar una respuesta al soldado. Esta duda le atormentará durante toda su vida.
Simon se ve necesitado de consejo, por lo que decide contar lo que le ha ocurrido a sus compañeros de barracón con los que tiene más afinidad. A pesar de que estos muestran sus posturas, la tortura causada por esa incertidumbre no se reducirá.
Los años pasan y las condiciones se endurecen, los compañeros de Simon mueren por diferentes causas, pero afortunadamente, él es finalmente liberado.
Al parecer el tiempo no lo sana todo, Simon seguía maltratándose por aquella cuestión. Intentando reducir ese difícil sentimiento decide visitar a la madre del joven soldado para así confirmar el testimonio de Karl acerca de su vida antes de alistarse voluntariamente en la SS. Allí, la madre viuda del muchacho, idealizaba a su hijo, por ello Simon se ve incapaz de contarle la verdad por lo que abandona la casa con la misma incertidumbre con la que entró.
¿Qué hubiésemos hecho nosotros en su lugar?


OPINÓN MORAL ACERCA DEL DILEMA

Simon se enfrentó a una encrucijada en un escenario de emociones extremas. Solo podría imaginar lo que haría en esas circunstancias. No obstante, las leyes morales que quiero que rijan mi conducta y que estoy convencida que son las que nos llevan al bien y éste a la paz interior y ésta a la felicidad, pienso que me habrían llevado a perdonar. La venganza y devolver mal por mal, es destructivo y nos sitúa en un plano de igualdad con él: si Karl hizo el mal, yo puedo hacerlo. El arrepentimiento, además, es la muestra del reconocimiento de un error que, por mucho mal que haya causado, ha de encontrar una respuesta en el bien, puesto que, de no ser así, el bien no sería bien.


OPINIÓN DE JOSHUA RUBENSTEIN

El autor, Joshua Rubenstein se posiciona completamente en contra sobre la cuestión que plantea Simon Wiesenthal al finalizar el libro: ¿Qué habrías hecho tú en su lugar?
Rubenstein se apoya en los numerosos casos de juicios que se han celebrado, donde los acusados, autores de terror y de la tortura, pocas veces relatan sus confesiones con sinceridad. Su total indiferencia por las súplicas de perdón del soldado nazi es causada por la creencia de que este arrepentimiento está motivado por la situación del nazi.
Alega que el arrepentimiento se basa en hechos, añade que la confesión y el remordimiento no son garantías suficientes para conseguir el perdón. El soldado nazi podría haber escogido otras opciones ya que no estaba obligado a cometer los crímenes que cometió aun teniendo otras alternativas.


CRÍTICA A JOSHUA RUBENSTEIN

La opinión del autor, sin duda reflexiva, se posiciona en un análisis de la conducta del soldado alemán circunstancial ante el inminente juicio de hechos, sin duda, perversos. La valoración de las más íntimas intenciones de una persona en un momento tan crucial es verdaderamente difícil y, ante la duda, no cabe más, ante tal disyuntiva, que favorecer el criterio del bien sobre el del mal. Porque, de no ser así, el valor de la moral, y el de justicia, podría desembocar en venganza que, como ya he opinado, no tiene cabida en un ámbito de crecimiento personal y social. 



11 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece muy valiente la posición de Alicia que, aún reconociendo que la situación es extrema, lucharía por no embargar su conducta por el odio, que solo puede generar mas dolor. Aún así pienso que estando realmente en la situación que el pueblo judío vivió durante el Holocausto sería muy difícil mantener nuestras convicciones morales.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Alicia ya que soy consciente al igual que explica ella de todo lo causado por Karl y de las injusticias que fueron provocadas a tantos inocentes. Pero mantengo mi opinión de perdonarle, creo que lo que hacía no acompañaba a sus pensamientos.

Marta Ruiz Rico dijo...

Sabiendo que Karl fusiló a tantas personas en contra de sus creencias y de su religión podía haberse frenado si de verdad no sentía que tenía que hacerlo.
No estoy de acuerdo con Alicia porque creo que no merecía su perdón.

Paula Rojano García dijo...

No estoy de acuerdo con la opinión de Alicia, ya que ella argumenta que la venganza y devolver mal por mal, es destructivo y nos sitúa en un plano de igualdad con él, pero si esto fuera cierto, al perdonar a una persona que ha terminado con tantas vidas, estás incitando a que otras personas lo hagan ya que saben que tendrán el perdón comentan o no esos actos. Por ello pienso que ninguna persona que haya cometido tantos asesinatos no se merece el perdón, esto no significa que estés devolviendo un mal por mal.

Anónimo dijo...

Es innegable la empatía que Alicia demuestra ante la difícil situación del judío, pero también ante el arrepentimiento del nazi. Su postura no es sencilla,sino valiente. El rencor y la venganza no hacen más que generar mal, y al fin y al cabo nos convierte en igual de culpables que el nazi. Admiro su postura, pero lamentablemente dudo de mi capacidad para ponerla en práctica. No sentiría rencor, ni mucho menos buscaría venganza, pero todo el dolor generado me impediría dar un perdón total al soldado.

Paola Lopez dijo...

Comparto la opinión de Alicia consistente en que el soldado nazi se merecía el perdón, para que así prevalezca el bien sobre el mal y no caer en la tentaciones de la venganza, que es un sentimiento que no nos deja avanzar como personas ni como sociedad.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo con mi compañera Alicia, ya que ella sí perdonaría a Karl, en mi opinión creo que no lleva razón,ya que alguien que ha terminado con la vida de tantas persona no se merece el perdón de nadie, por mucho que haya mostrado una actitud de arrepentimiento.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo con la conclusión de Alicia, bien es cierto que la venganza no nos deja avanzar como personas dentro de una sociedad, pero creo que dentro de lo que cabe nos ayuda en cierto modo a descargar el "odio" den contra de personas que como el soldado han matado a muchísimas personas de manera inocente y por lo tanto deben tener un castigo.

Ana María Serrano Trassierra dijo...

Me parece muy noble el perdonarle, sin embargo no concuerdo con ello. Karl asesinó a una familia que no había hecho nada malo, no intentó nada por salvarles ni frenó sus acciones. Yo no le perdonaría puesto que ni siquiera es seguro que su arrepentimiento sea real

Pedro Sierra dijo...

Comparto la idea de que perdonarlo pueda llevarnos a la paz interior pero sinceramente creo que lo que ha hecho no es perdonable bajo ningún concepto y yo no lo hubiera hecho.

manuel jesus martinez montero dijo...

Comparto la gran mayoría de ideas que ha plasmado en su resumen, como lacque los judíos morían por el simple hecho de serlo, sin otra causa aparente que no sea una ideología controlada por el odio y el mal. Sin embargo, yo no podría perdonar a una persona que ha contribuido a realizar tal atrocidad, como contribuir al holocausto de forma activa. Entiendo que el mal no se puede combatir con mas mal, pero sería incapaz de perdonar los pecados que alguien causó, y menos sabiendo que aquellas personas que lo sufrieron no lo harían.