jueves, 27 de febrero de 2020

Los límites del perdón

LOS LÍMITES DEL PERDÓN.

En esta el obra el autor Simon Wiesenthal, arquitecto austríaco nacido el 31 de diciembre de 1908, que sufrió los horrores del nazismo siendo internado en el campo de concentración de Mauthausen y que tras ser liberado por los norteamericanos en 1945 dedicó su vida a la identificación de nazis para que respondiesen ante los tribunales de sus crímenes, cuenta su propia experiencia.
El libro nos sumerge en las atrocidades que sufrió el pueblo judío durante el holocausto. El relato describe la crueldad que soportaban los presos de los campos de concentración, los allí internados vivían hacinados, con una pésima alimentación, sin más ropas que las que vestían, soportando vejaciones y maltratos al tiempo que eran obligados a realizar duros y penosos trabajos forzados. Eran tratados de forma inhumana y esperando la muerte o incluso quitándose la vida ya que perdían toda esperanza de salvación incapaces de soportar tan terrorífica existencia.Enfermedad, sufrimiento y muerte eran compañeros constantes de los judíos.
El otro personaje importante del relato además de Wiesenthal, es un joven soldado de las SS, nacido en el seno de una familia acomodada, católica y socialdemócrata que muy joven se alistó a las Juventudes Hitlerianas, donde sufrió un proceso de adoctrinamiento antisemita del régimen de Adolf Hitler; Se vió envuelto en una espiral de violencia y terror que lo terminó convirtiendo en un asesino sin querer serlo. Encontrándose a punto de morir  por las heridas producidas en la guerra y atormentado por una de las atrocidades realizadas sobre un grupo de judíos, pide que traigan ante él a un judío para poder recibir el perdón de este y poder morir en paz. Simon Wiesenthal que era el judío que escuchó la súplica no fue capaz de perdonar, tan solo quedó en silencio y vio morir al soldado. A encontrarse con sus compañeros les contó el episodio, que había despertado en él la duda de si debió perdonar o no,  vivido y les preguntó cómo hubiesen actuado en su lugar. En el libro se recopilan las respuestas a esta misma cuestión de un grupo de famosos intelectuales.

La obra nos plantea una serie de reflexiones sobre los límites del perdón como:
¿Podemos y debemos perdonar a un criminal arrepentido?
¿Podemos perdonar los crímenes cometidos contra los demás? 
¿Cuál es la deuda que tenemos con las víctimas? 

LA REFLEXIÓN DE SVEN ALKALAJ.

Desde su condición de bosnio y judío plantea en primer lugar la similitud entre el holocausto y el genocidio en Bosnia-herzegovina en la década de los noventa en cuanto a la dignidad de la vida humana, en la que se vieron obligados a vivir un infierno con el temor de no ver el mañana.
Plantea que los únicos autorizados a dar respuesta a la cuestión del perdón son los pertenecientes a la generación que sufrió el holocausto o el drama bosnio y que si bien la cuestión del perdón podría generar dudas, el olvido de los crímenes es un desprecio hacia las víctimas que no debe permitirse.
Plantea este autor también si podemos o debemos  perdonar los asesinos de estos episodios aún vivos. ¿Quién está autorizado a hablar en nombre de las víctimas? ¿ Debo olvidar antes de perdonar? Claramente el se posiciona y sería incapaz de dar el perdón a los asesinos que obraron la limpieza étnica en bosnia.
Plantea también las condiciones que considera necesarias para plantear el perdón reconocimiento del daño, intervención de la justicia que castigue a culpables demostrando lo ocurrido. Pasos imprescindible para llegar al perdón o al menos a la reconciliación.
Puede haber posibilidad de conceder perdón con reconocimiento de culpa. El olvido no puede permitirse y la reconciliación debe ser el objetivo para el restablecimiento de una vida pacífica.



 COMENTARIOS SOBRE LA REFLEXIÓN DE SVEN ALKALAJ.

En primer lugar el hecho de que en Bosnia, en el mismo corazón de Europa y a finales del Siglo XX,  se dieran lugar  los episodios de limpieza étnica tiene que servirnos de atención sobre lo peligroso que es el olvido. En la búsqueda de mirar adelante buscando una existencia pacífica, se cierran heridas en falso, sin los elementos que expone Alkalaj (reconocimiento, justicia y castigo) tan solo con un olvido forzado, que trata de no remover los problemas, evitando el conocimiento de la realidad para evitar volver a repetir trágicos episodios. Comparto que el perdón como tal solo lo pueden dar los afectados. 


REFLEXIÓN PERSONAL SOBRE LA OBRA.

Me parece imprescindible conocer la barbarie del nazismo, para evitar que se repitan capítulos tan terroríficos, en los que una parte de la sociedad considere que su vida tiene más valor que la de otros semejantes. Con este libro nos aproximamos a la crueldad que soportó el pueblo judío y a la peligrosidad de los líderes radicales que adoctrinan a la población en el odio a los diferentes. El joven soldado, sin librarlo de responsabilidad, fue adoctrinado en el antisemitismo y fue utilizado por una maquinaria de terror, quizá su arrepentimiento llegó tarde, quizás debió tener más pensamiento crítico y darse cuenta que estaba siendo utilizado. Al hacernos conscientes de este peligro podremos intentar no caer en el error una vez más, debemos estar alerta ahora que los líderes radicales, que marcan a colectivos concretos como los culpables de todos los males, comienzan a tomar fuerza en diferentes países.
En torno a la cuestión del perdón, personalmente intentando ponerme en el lugar de un preso de un campo de concentración, no perdonaría a nadie que hubiese colaborado en llevarme a mi y a tantos inocentes al infierno. Y tal como hizo Simón Wiesenthal en caso de sobrevivir lucharía por la justicia y contra el olvido.
Como sociedad debemos tener presente estos hechos para mantenernos alerta ante señales que nos avisen de una posible vuelta a este tipo de hechos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en el tema de que nadie debería perdonar a un soldado nazi por todo el daño y sufrimiento causado, pero no estoy de acuerdo cuando intentas justificar el porqué del daño que hizo el soldado ya que pienso que él ya se había dado cuenta antes del daño que estaba provocando y empezó a reflexionar sobre eso por el miedo que tenía a la muerte.

Paola Lopez dijo...

Opino lo mismo que mi compañera Lucía en cuanto al peligro que representan los líderes radicales en el mundo debido a su pésima influencia, pero no
con ella en que no se mereciera el perdón del soldado nazi, aunque sí en que debe lucharse por la justicia y porque hechos así no se vuelvan a repetir.