Un día de camino a los ferrocarriles pasaron por un cementerio en el que había un girasol en cada tumba y aquello le impactó y pensó que el nunca tendría un entierro así.
En aquella salida no lo llevaron a los ferrocarriles, lo llevaron a instituto tecnológico donde el propio Simón había estudiado, ahora convertido en un hospital. Al llegar al hospital una de las enfermeras le preguntó si era judío y el sin saber qué responder por miedo dijo que sí y la enfermera le ordenó que la siguiera. La enfermera lo condujo hasta una habitación donde se encontraba un militar llamado Karl, que le pidió que escuchara algo importante que tenía que decirle antes de fallecer para poder morir en paz. Le contó todo tipo de atrocidades que había cometido contra los judíos y le pidió su perdón. Simón perplejo e impresionado no respondió y se marchó de la habitación.
Al volver al campo de concentración le contó todo a Arthur y Josek que le apoyaron en su decisión de no haberle contestado pero aun así, Simon se sentía mal por haberlo hecho. Días más tardes al llegar al hospital observó un coche fúnebre y una mujer se le acercó para entregarle las pertenencias Karl, pues había muerto. Simon se negó rotundamente y se marchó,
Pasado el tiempo Arhur y Josek murieron en el campo de concentración pero Simon consiguió sobrevivir y fue liberado junto con otros supervivientes. Tras ser liberado fue a visitar a la madre de Karl, pero tras estar hablando con ella y observar su sufrimiento decidió no hablarle de lo que Karl le había contado.
Harry James Carga
Este autor dice que el tampoco hubiera perdonado a Karl, porque piensa que cometió crímenes que no se pueden perdonar. También dice que el para perdonar hay que tener valor, ya que al perdonar a una persona podemos quedar por encima de ella e incluso podría pensar que está en deuda con nosotros. Dice que el perdón debemos ganarlo. Piensa que si Dios decide perdonar a Karl, es cosa suya, pero que ni él ni Simon pueden perdonarlo.
Opinión personal
Estoy totalmente de acuerdo con Harry. El perdón debemos ganarlo y ni si siquiera el lecho de muerte puede escusar nuestros actos imperdonables, como hizo Karl. Todo el mundo es responsable de sus actos y consciente de ellos, así que si después piden el perdón, que hubieran pensado mejor sus actos. Como dice Harry, si Dios lo quiere perdonar, que lo perdone, pero por la parte de Simon no va a recibir ningún perdón
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