viernes, 15 de marzo de 2019

Los límites del perdón, El Girasol.

Resumen del libro

Simón, un joven arquitecto, se ve obligado a cambiar su vida cuando es trasladado a un campo de concentración nazi.
Un día enviaron a un grupo de presos, entre los que se encontraba Simón, a trabajar en el ferrocarril, se les ordenó ayudar en un hospital cercano que había recibido a un grupo de soldados alemanes muy heridos, una enfermera llamó a Simón y esta, lo condujo por el interior del hospital hasta una aislada habitación. Este se asombró debido a que en su interior se hallaba un joven soldado de 22 años al que quedaba poco tiempo de vida. Su nombre era Karl, y su intención era morir en paz confesando por fin su profundo arrepentimiento  al participar en los cruentos planes de las SS. El moribundo comenzó contando a Simón su historia. Parecía un muchacho ejemplar, perteneciente a una familia socialdemócrata, estudioso, cariñoso y  fiel a su fe cristiana, que como muchos otros jóvenes de su época fue engatusado por el novedoso movimiento nacionalsocialista. Tras alistarse para ir a la guerra, Karl marchó de su casa dejando en su madre una gran tristeza. Tuvo que hacer cosas terribles que hicieron que ese chico ejemplar pasara a ser una persona odiada por muchos e incluso por él mismo. Su intención al contar todo esto a Simón no era otra que desahogarse y sobre todo pedir su perdón, al considerarlo un  representante de los judíos. Ante esto Simón siente lástima pero a la vez odio y coraje hacia lo que hizo Karl, no lograba entender por qué los asesinos como él, al morir, tendrían una tumba y un bello girasol que la adornaría y  que gente inocente tuviera que ser enterrada en fosas comunes.  En su confusión huyó sin responder al soldado. Simón le comentó el suceso a sus dos mejores amigos al volver al campo de concentración, éstos le decían que hizo bien en no perdonarle puesto que llevo a cabo acciones terribles contra inocentes, pero aunque en parte pudieran llevar razón, Simón pensaba que al no verse en su situación no le entendían y en el fondo sentía que no hizo lo correcto.
Durante años Simón sufrió, además de este cargo de conciencia, situaciones como las muertes de sus amigos y el paso por numerosos campos de concentración, pero al final logró sobrevivir y consiguió de nuevo su libertad al acabar la guerra, encontrando  un trabajo investigando los crímenes llevados a cabo por los nazis.
Un día decidió dirigirse hasta la casa de Karl, con la intención de averiguar si en verdad todo lo que el soldado le dijo era cierto, allí encontró a la anciana madre de éste que le recibió y le habló de lo bueno que fue Karl como hijo, haciendo ver a Simón que el joven moribundo fue sincero con él,  escuchando a la anciana pacientemente y, cuando ésta le preguntó de que conocía a su hijo, se vio obligado a mentir para no ensuciar la imagen que la pobre mujer tenía de su hijo.

Opinión de Edward H. Flanneray

Él dice que puede comprender la decisión que Simón tomo pero que le resulta imposible defenderla. Hay que tener en cuenta dos conceptos básicos para comprender la situación de Simón: Los aspectos psicológicos o emotivos de la situación y su significado ético y religioso. Dice que hay un concepto básico en la ética judeo-cristiana en la que dice que se debe conceder el perdón a los que se arrepienten de verdad. La única excepción de este concepto está escrito en el Nuevo testamento y alude al pecado imperdonable contra el Espíritu Santo. Y este pecado se produce cuando una persona rechaza a Dios y excluye cualquier posibilidad de perdón a los humanos. Según Jesús siempre hay que perdonar. Según Edward cuando Karl le pide perdón a Simón, no le está pidiendo que le perdone en nombre de todos los judíos o por todo el daño que le había hecho a los judíos sino únicamente por lo que él había hecho.  Por lo tanto este autor si que perdonaría a Karl, ya que este está totalmente arrepentido de lo que ha hecho. 

Mi opinión

En mi opinión, yo no estoy de acuerdo con la opinión del autor. Por muy arrepentido que estuviera el muchacho por todo lo que hizo, nada quita que lo hubiera echo y por mucho que alguien lo perdone, nada cambiaria, el mal que hizo sigue presente en la vida de otras personas que puede que hallan perdido a seres queridos por esas malas acciones que cometió. Si yo estuviera en la situación, no lo hubiera perdonado ya que me pondría en la situación de Karl y no sería capaz de perdonarme a mi misma por lo tanto no podría perdonarlo a él. Como dice Edward, yo también puedo comprender la decisión que toma él, pero me resulta imposible defenderla.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como mi compañera tampoco estoy de acuerdo con la decisión que tomaría este autor, porque el intenta poder morir en paz intentando que le perdonen todos sus pecados, pero nadie podrá borrar ni cambiar lo que este soldado le hizo a todas las personas y a sus familias, creo que es injusto por parte de los prisioneros que murieron sin ser escuchados y sin razón.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con tu opinión, ya que yo tampoco lo hubiese perdonado, porque es verdad que el soldado quiere el perdón para poder morir tranquilo sabiendo que un judío lo había perdonado por todas aquellas personas inocentes que él mismo había matado sin ninguna razón lógica. Por lo que pienso que es algo injusto para las víctimas.

Isabel Mª Palma Martínez dijo...

Pienso igual que mi compañera, porque tampoco lo perdonaría, ya que el daño que ha causado no lo cambiaría un perdón, y ese daño y sufrimiento recae en sus familias, con todo lo que pasaron.