martes, 12 de marzo de 2019


Los límites del perdón
«El girasol»

La historia narra en primera persona la vida de un hombre judío que se encuentra en un campo de concentración, debido a la Segunda Guerra Mundial declarada por los alemanes. Simón junto a sus dos amigos Arthur y Josek nos cuenta la situación en la que se encontraban y las dificultades que tenían en su día a día. Trabajaban en los Ferrocarriles del Este, vigilados por guardias en lugar de los soldados de las SS. Un día, escogieron a cincuenta hombres, entre ellos se encontraba Simón, pero Arthur quedó fuera de ese grupo. Los soldados formaron grupos de tres personas y fueron hacia la puerta de entrada, donde los prisioneros rusos los esperaban para trasladarse a otro sitio. Mientras iban caminando, Simón vio un cementerio, el cuál tenía encima de cada tumba un girasol. Llegaron al Instituto Tecnológico, donde ahora se encontraba el «Hospital de la Reserva» y un sargento del cuerpo médico le asignó a cada uno la tarea. Una de las enfermeras se llevó a Simón, para ir a ver a Karl un voluntario de la SS que se encontraba en una camilla. Karl le dijo que tenía que confesarle sobre un crimen que había cometido. Simón se preguntó porque tenía que escuchar la confesión de un soldado nazi, pero aun así siguió escuchando la historia del soldado. Karl le pidió a Simón que lo perdonara por todas las cosas que había hecho a personas que eran inocentes. Simón sin decir una palabra, salió de la habitación y regresó con sus compañeros al campo de concentración. Allí Simón les cuenta a sus amigos lo sucedido en el Instituto Tecnológico, para saber lo que opinan al respecto. Por la noche, Simón tuvo pesadillas sobre la historia que le había contado el soldado de la SS. A la mañana siguiente, Simón no quería ir de nuevo al hospital, pero se vio obligado a ir para trabajar allí. Al llegar, la enfermera fue a buscarlo para contarle que Karl había muerto en la pasada noche. Pasaron más de dos años y Simón aún se encontraba en el campo de concentración. Sin embargo, su amigo Arthur murió por una grave enfermedad y Josek murió de un disparo. Simón fue trasladado al campo de concentración de Mauthausen, donde un tiempo después fue liberado. Simón fue a Struttgart a visitar a la madre del soldado de la SS, para hablar con ella. Encontró a la mujer en una casa que estaba en ruinas y comenzó a hablar con ella sobre Karl y lo que había sucedido en aquel hospital. Al terminar el libro Simón nos pregunta que hubiéramos hecho nosotros después de leer ese episodio de su trágica vida. 


Opinión de Abraham Joshua Heschel

Abraham Joshua Heschel cuenta la historia del rabino de Brisk el cual se vio ofendido por varias personas que no le reconocieron. Los viajeros cuando se dieron cuenta que era él fueron al pedirle perdón, pero el rabino no quiso concederle su perdón. Uno de los viajeros fue a buscar al hijo mayor del rabino para explicarle lo que había sucedido con su padre. El hijo fue a hablar con su padre y este le dijo que no lo podía perdonar. Abraham Joshua Heschel defiende que no se pueden perdonar los pecados cometidos a otras personas. El piensa que Dios sólo puede perdonar los pecados cometidos contra él, pero no los pecados contra los hombres.



Opinión personal

Es una pregunta muy difícil, porque nunca me he encontrado en una situación parecida. Sin embargo, si tuviera que dar una respuesta yo no le perdonaría porque creo que no soy nadie para perdonar los crímenes de unas personas inocentes. Además, creo que él soldado pedía a Simón el perdón por el simple hecho de que estaba a punto de morir, pero si el soldado de la SS se encontrara en una situación diferente creo que no pediría el perdón de un judío.

2 comentarios:

Natalia Mohedano Hoyo dijo...

Comparto la opinión de mi compañera, no somos nadie para perdonar por algo que no nos influye en nada, sin embargo si tuviera derecho a opinar no dudaría el perdonarlo o no. Pienso que no hay manera de perdonar tales cosas como las que este soldado hizo.

Gema Rodríguez Uceda dijo...

Estoy de acuerdo con la opinión de Rocío, ya que el soldado no se sabe si estaría realmente arrepentido o solo pedía perdón por el simple hecho de que iba a morir. Desde mi punto de vista, él participó en muchas muertes y él sabía lo que hacía en todo momento, por lo tanto no tiene perdón.