jueves, 14 de marzo de 2019

Los límites del perdón. El girasol y los autores.


                                                        Resumen de la obra

Simon Wiesenthal es un hombre judío atrapado en un centro de concentración, este comienza narrando su experiencia y su rutina estando apresado en el campo, contando las atrocidades que los nazis hacían a los prisioneros allí dentro.

Un día, tras varias semanas sin salir del campo de concentración para trabajar, los prisioneros son llamados.  Se les asignarán nuevos trabajos, y Simon es llamado a trabajar en un hospital de guerra, sacando los cubos de basura que procedían del quirófano. Una vez allí, cuando Simon está descansando un rato, tomando el aire, una enfermera le pregunta si es judío y sin darle ninguna explicación le pide que la siga.

Simon va tras ella durante un largo rato, recorriendo el hospital hasta, finalmente, llegar a una habitación donde se encuentra paciente moribundo, que le pide a Simon que se acerque a la camilla para hablar con él.

El paciente, Karl, era un soldado de la SS que al saber que irían judíos a trabajar al hospital le pidió a una enfermera que llevara uno hasta él para poder hablar con este. Karl comenzó a hablarle a Simón sobre su vida, su relación con sus padres, su infancia en las juventudes hitlerianas, su alistamiento en la SS y de batallas en las que había participado, pero había algo que le atormentaba aún tras haber pasado un año, un crimen que acontecío hacía entonces un año en la ciudad rusa de Dnpropetrovsk. Les ordenaron prender fuego a un edificio lleno de judíos, incluido niños, y acribillar con sus rifles a los que intentarán escapar.

Tras contarle estos traumáticos hechos le pide a Simon que, como judío le perdone, para calmar así un poco su conciencia. Simon en ese momento se limitó a salir de la habitación y volver con los demás judíos, no contestando a su súplica y sin haberle dado su perdón o habérselo negado.
Simon les cuenta a sus compañeros del campo de concentración lo acontecido y estos le apoyan en no haberle perdonado, días más tarde Simon regresa al hospital y le comunican que Karl había muerto y le había dejado sus pertenencias como herencia, pero este las rechaza.

Finalmente, al acabar la guerra y ser liberado, Simon busca a la madre de Karl para contarle lo que a su hijo le habría gustado confesarle en su lecho de muerte.


                                            Opinión sobre el libro

Sinceramente, este libro al principio no me había llamado la atención, pensé que sería un libro, largo, tedioso y difícil tanto de leer como de comprender. Sin embargo, decidí darle una oportunidad y no limitarme a buscar un resumen por internet, me llevé una grata sorpresa. Me parece un muy buen libro, que se lee muy rápidamente, cuenta una historia interesante y  la narrativa, si bien se me ha hecho bastante lenta a veces, al irse Simon demasiado por las ramas, me ha parecido muy buena porque te pone en su propia piel y realmente empatizas con él. Sientes (en cierta medida, debido a que yo no he experimentado tales atrocidades en primera persona) lo que él siente y te parece perfectamente coherente la manera en la que este actúa.


                               Qué haría Theodore M. Hesburg y qué haría yo.

Theodore M. Hesburg es un sacerdote católico que, piensa que habría que perdonar a Karl, pues, al fin y al cabo, ese es su trabajo constante, escuchar todo tipo de pecados y perdonarlos en nombre de Dios. Hesburg, como sacerdote cree que por monumental como es en este caso el pecado cometido debe ser perdonado, pues el crimen que Karl cometió es un acto finito y la misericordia de Dios es infinita. Además, Hesburg, piensa que al no haber sufrido en sus propias carnes el sufirmiento de Simón le resulta más fácil perdonarlo.

La opinión de Hesburg, aunque completamente válida, me parece banal y superficial. No trata de ponerse en la piel de Simon, ni de los millones de personas que pasaron por aquel tormento. Se limita, según mi punto de vista a decir “Dios perdona, así que yo te perdono” pero ni siquiera intenta empatizar nuestro protagonista ni ver todos los aspectos a tener en cuenta en si perdonar a Karl o no.

Yo, realmente creo que es una decisión muy difícil de hacer pues intento empatizar con Simon todo lo que puedo, pero obviamente, no he experimentado estos hechos jamás así que no sé con exactitud qué haría de verme en ella. Por un lado, hay que tener en cuenta, que se ve como el joven Karl realmente no tenía demasiada idea de dónde se estaba metiendo y estaba muy desinformado a la vez que tremendamente alienado y adoctrinado. Podemos observar que él se alistó a la SS por “seguir la corriente” por así decirlo, era lo que veía a su alrededor y en uno de sus círculos más cercanos, sus amigos y los jóvenes que le rodeaban. También, hay que tener en cuenta lo mucho que le torturaba aquel terrorífico acto que cometió junto a otros soldados nazis y cuánto se arrepentía de ello. Sin embargo, yo no le perdonaría él realizó todos estos actos conscientemente y sin ninguna oposición, no puedes cometer tal acto y luego irte tan campante. ¿Qué hay de todos esos judíos que murieron? ¿Cree que los que les rodeaban no les echarían de menos ni sufrirían sus pérdidas? Nadie puede hacer esas atrocidades y en el último momento arrepentirse de lo que haya hecho para sentirse mejor consigo mismo. Si tiras un vaso al suelo y le pides perdón el vaso no va a arreglarse, por mucho que pida perdón, eso no traería de vuelta a los muertos.      

2 comentarios:

Manuela Reyes Gonzalez Fernandez dijo...

Estoy de acuerdo con Javier, porque los daños que se hayan producido durante el pasado, no basta solo con arrepentirse solo por morir en paz. Aunque en mi opinión, si se escucharan las razones que le dio a Simón, puede ser que te hiciese cambiar de opinión.

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con mi compañero Javier, ya que no podemos tomar una decisión clara hasta que hayamos vivido la misma situación que Simón. También coincido con él en la hora de no perdonarlo, ya que Karl no hubiese pedido perdón si no estuviese muriéndose, y como él ha explicado, por muchas veces que pidas perdón, no va ha hacer que los muertos vivan.