miércoles, 13 de marzo de 2019

Los Límites del Perdon



RESUMEN

Un campo de concentración de prisioneros judíos en Polonia, custodiado por la SS.
Trabajos duros y dormir en barracones. Dentro de los del barracón había grupos y uno de ellos estaba compuesto por Arthur, Josek y el que cuenta la historia (Simón).
Arthur era agnóstico y Josek creyente y su fe le hace soportar allí mejor la dura vida y tener un poco de esperanza. Sus compañeros le contradecían, estaban desesperados y pensaban al contrario que Josek, que si Dios había creado al hombre, no pudo haber creado a los malvados de la SS. Pensaban que si Dios había permitido toda esa tortura era “porque estaba de permiso”.
Simón salió un día del campo de concentración y observó un cementerio, y en cada tumba de un soldado había plantado un girasol, y consideró que ese era el contacto del muerto con la vida.
En esa salida lo llevaron a un lugar que era conocido por él, el instituto tecnológico que en esos días se había convertido en hospital.
Su labor allí era cargar la basura del hospital.
Una enfermera le indicó que le siguiera y lo adentró dentro del instituto, que él bien conocía, pues allí había cursado su carrera de arquitectura.
La enfermera lo entró en una habitación con un enfermo vendado totalmente al que no conocía, pero que empezó a hacerle confesiones.
Se alistó cuando era joven en la SS y sus padres no estaban de acuerdo.
Uno de sus mayores tormentos fue cuando tuvo que ir a una casa llena de judíos, rociarla con gasolina, prenderle fuego y disparar contra los que intentaban escapar. Saltó por la ventana un padre con su hijo seguidos por la madre y esto impresionó mucho al soldado herido.
Después de estos hechos, el soldado fue alcanzado por una bomba y quedó en ese estado tan lamentable.
Todo esto se lo contó a Simón para buscar su perdón como judío que era pero este no se lo otorgó. Cuando llegó al campo de nuevo se lo contó a sus amigos Josek y Arthur y le dijeron que había hecho bien en no perdonarlo, que él no era nadie para perdonar a ese hombre.
Al día siguiente, volvió al hospital pero el enfermo había muerto y la enfermera le quiso dar sus pertenencias pero él las rechazó y dijo que se las mandara a su madre.
 Después de esto, volvieron a su trabajo en el ferrocarril y Arthur murió de tifus en sus brazos. Josek también enfermó y lo mataron de un tiro, pues ya no podía trabajar.
Simón dio vueltas por varios campos de concentración y llegó a Mauthausen. Lo llevaron al bloque 6, el bloque de la muerte, donde cada día morían cantidad de hombres por desnutrición.
Murió su compañero de litera e incorporaron a un joven procedente de Auschwitz, era estudiante de teología en el seminario de Varsovia.
Simón hizo amistad con él y le contó lo del enfermo del hospital y Bolek (el nuevo) le dijo que tal vez con esa confesión que le hizo a él como judío, murió en paz y arrepentido por todo lo que había hecho.
Bolek le dijo que debía haberlo perdonado y esa idea atormentaba a Simón.
Los hicieron libres y  Simón supo que Bolek que enfermó pero no tuvo noticias de él. Simón no tenía a donde ir.
Simón se casó y un día en el campo vio unos girasoles y decidió visitar a la madre del soldado herido de la SS.
En Stugart, pues había observado la dirección en sus pertenencias.
Encontró a una anciana que le enseñó una foto de su hijo y de su marido que también murió, dijo que nunca aceptaron lo de su hijo.
El joven se llamaba Karl y era una buena persona.
A la madre no le contó la verdad de como lo había conocido y de las atrocidades que le confesó que había hecho, no quiso decepcionarla.
Pero Simón seguía dándole vueltas sobre si debería de haberlo perdonado o no. Dice que el perdón es algo que el tiempo puede conceder y que es un acto de voluntad que solo la víctima puede otorgar.
El libro termia haciendo la pregunta de: ¿Qué habrías hecho tú en lugar de Simón una vez que has leído su historia?
OPINIÓN PERSONAL Y DEL AUTOR
La lectura de este libro me ha llegado en el momento justo de emitir una valoración segura de lo que pienso y consecuente con lo que he visto.
He visto infinidad de películas relacionadas con el tema, documentales, y en todos ellos descubría algo aún más horrible.
El pasado verano, visité Cracovia y vi con mis propios ojos el Guetto judío.
Pero todo esto se vio superado cuando visité Auschwitz. Indescriptible el dolor, la maldad, la tortura que se nota aún con el paso del tiempo. Los sentimientos que se despiertan allí dentro son de una rabia e impotencia que en mi caso llega al odio.
Todo era macabro: los barracones, las cámaras de gas, los objetos personales todos apilados, los miles y miles de kilos de pelo de los judíos, un pasillo lleno de fotografías en las que podías ponerles nombre y cara a esas personas que tanto habían sufrido en ese lugar junto a un cartel de identificación y con su pijama de rayas… todo era horrible.
Al leer el libro, me he situado en los lugares que se describen, en la tortura recibida, en el ensañamiento de los nazis. No ha sido una lectura que se hace por hacer, ha sido una lectura con conocimiento de causa.
Yo, personalmente, no habría perdonado al soldado de la SS. El sentimiento de dolor por todo lo que recibieron esas personas, supera al sentimiento de perdón. Es fácil pedir perdón, pues con esa palabra se pueden arreglar muchas cosas; pero en este caso el maltrato y vejaciones fueron tan grandes que con el perdón de una sola persona no puede olvidarse todo.
Pero aun así, pienso que Simón perdonó al joven. No lo hizo en el momento ni tampoco lo ha expresado abiertamente en el libro pero creo que en el fondo, con el paso del tiempo sí que lo hizo.
Al leer al autor Alan L. Berger, he confirmado mi idea, lo que yo creo.
Pienso que con los dos silencios de los que nos habla Berger ha quedado más que probado.
 El primero cuando no contestó al nazi de la SS; ni otorgándole ni negándole el perdón y el segundo cuando el protagonista no le cuenta la verdad a la madre del soldado herido. El silencio y los actos de misericordia pueden ser una forma de perdón.
Alan L. Berger dice que Simón podría haber perdonado a alguien que le hubiese hecho algo a él, pero no perdonar a alguien que haya hecho daño a otros. No podía perdonar en nombre de todos los asesinados y torturados.
Pero Simón lo hizo, lo perdonó, tal vez para evitar vivir con esa espina sobre su persona.
El encuentro con el joven de la SS lo marcó, de ahí que quisiera revivir el asunto tras varios años. No podía vivir con aquel pesar. Necesitaba su propia liberación.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Respecto al tema principal de la obra, el cual para mi es el valor del perdón, pienso que la opinión de Ángela es semejante a la del autor. He de decir que estoy de acuerdo con tu criterio y tu perspectiva ante este tema, realmente Simón acabó perdonando al soldado ya que sabía que no podía vivir con ello, personas como Simón hay muy pocas porque creo que es muy difícil llegar a perdonar a alguien que ha cometido esas atrocidades, coincido con ella y yo no podría perdonar al soldado por muy arrepentido que estuviera.

Unknown dijo...

Hombre visto así, y ahora que Ángela lo menciona creo que en realidad sí lo perdonó con sus silencios, pero también pienso que hizo eso porque el soldado estaba en su lecho de muerte. Y creo que si hubiera sido en otra situación tal vez le echaría cosas en cara. Pero si yo fuera él no podría, es que es muy difícil olvidar todos los maltratos con un simple perdón.