viernes, 7 de marzo de 2025

Los Límites del Perdón. Adrián Heredia

 LOS LÍMITES DEL PERDÓN


RESUMEN GIRASOL:


  Simon Wiesenthal, un arquitecto polaco de origen judío que se encontraba como prisionero en un campo de concentración nazi en plena Segunda Guerra Mundial. Como prisionero, sufría de abusos, hambre y realizaba los trabajos forzosos mientras vivía en condiciones inhumanas.

  Un día los guardias dividieron en grupos a los prisioneros para realizar diferentes trabajos. A Simon le tocó realizar trabajos en un hospital de Lemberg, cerca de el campo de concentración donde era prisionero. Lo que él no sabía es el dilema moral que le cambiaría la vida y los recuerdos que le traería ese lugar.

  Por el camino, siendo guiados por los askaris, guardias rusos, Simon se interesaría por un cementerio militar, en el cual cada tumba tendía un girasol encima de ella. Una vez llegados a su destino, el Instituto Tecnológico, sirviendo ahora como hospital militar, fue el lugar donde nuestro protagonista fue licenciado, también donde sufrió diferentes humillaciones como los ataques del “Día Sin Judíos”.

  Una vez dentro, se les asignaron las tareas, pero una enfermera que buscaba un judío se encontró con Simon; lo guio por los pasillos hasta llegar a una cámara de muerte, donde un joven de 21 años miembro de las SS llamado Karl, en su lecho de muerte, muy malherido necesitaba sincerarse antes de morir.

  Karl era un joven ejemplar de una familia religiosa, pero su vida daría un giro de 360º cuando se unió a las Juventudes Hitlerianas, y más tarde en la guerra, a las SS. Este le cuenta detalladamente su vida a Simon hasta llegar al momento justo antes de que un obús explotase a su lado y ser hospitalizado.

  Karl le cuenta la escena que le persigue desde entonces, un hombre con un niño en brazos saliendo por una ventana. Ese día tuvo un gran peso en su conciencia, y mostrando arrepentimiento le suplica a Simon que le perdone, pero en él resuena una pregunta en su cabeza: ¿puede un judío, que ha sufrido la persecución y el genocidio de su pueblo, perdonar a un asesino arrepentido? Entonces este decide levantarse en silencio y marcharse.

  Ya en el campamento le cuenta lo sucedido a sus amigos Arthur y Josek, que le felicitan por actuar así, aunque para él eso no terminó ahí. El siguiente día volvió al hospital donde se le comunicó que Karl había muerto, él le dejó todas sus pertenencias, pero Simon las rechazó.

  Años después, en otra prisión se encontró con un teólogo llamado Bolek, y le preguntó su opinión, a lo que este respondió que el muchacho pudo morir en paz al sincerarse.

  Al terminar la guerra, fue a buscar a la madre de Karl para corroborar su historia, la cual resultó ser cierta. Pero para no herir a su madre no le contó la verdad y continuó con su vida.


EL CARDENAL FRANZ KÖNIG:

  Es un arzobispo de la Iglesia Católica en Austria; aborda el tema sobre una perspectiva cristiana. El cristianismo indica que el perdón es un valor esencial, que el peor pecador puede ser redimido, eso sí, siempre que muestre un arrepentimiento sincero y genuino. Desde su punto de vista, Karl está arrepentido y merece el perdón de Dios.

  Franz König reconoce que Simon no tenía que perdonarlo, porque el perdón cristiano no puede ser impuesto, sino ofrecido libremente.


PRIMO LEVI:

  Es un italiano, sobreviviente de Auschwitz y escritor judío. Para él, el perdón en este caso es imposible, puesto que el Holocausto fue tan bárbaro que ninguna persona puede perdonar en nombre de todas las víctimas. Para Levi, el arrepentimiento de Karl no tiene porque ser auténtico, porque cuando ocurre el encuentro está moribundo y no tiene posibilidades de remediar su pasado.

  Para él, Karl buscaba aliviar su conciencia antes de morir. Por lo que rechaza la idea de que fuera perdonado.


DALAI LAMA:

  Como budista aconseja que se debe perdonar a las personas que han cometido crímenes contra la humanidad. Perdonar no significa expiar los crímenes ni excluirle la responsabilidad al criminal. Dalai Lama sugiere que perdonar puede ser una forma de sanar su sufrimiento sin justificar lo ocurrido.


OPINIÓN PERSONAL:

  Karl estaba consumido por el arrepentimiento. En ningún momento de su relato intentó exculparse ni justificarse, sino que aceptó la culpa. No buscaba reparar el dolor causado, demostró que no era la misma persona que cometió esos actos y buscó el deseo el perdón para morir en paz. Esto es cierto porque su historia, corroborada por su madre, expone que Karl era un joven ejemplar, por ejemplo, siendo el favorito del párroco local. Aunque todo cambio cuando se unió a las Juventudes Hitlerianas.

  Fue manipulado a través de la educación, la presión social, la disciplina militar y la propaganda ideológica. En su lecho de muerte, Karl se dio cuenta del daño que había causado y sintió un profundo arrepentimiento. Sin embargo, su arrepentimiento llegó cuando ya no tenía el poder de cambiar sus acciones ni de revertir el sufrimiento que había causado.

  Si yo hubiera estado en la situación de Simon, lo hubiera perdonado. No porque sus crímenes eran diferentes a los cometidos por los demás nazis, ni para olvidar el sufrimiento de las víctimas. Negarle el perdón sería prolongar su sufrimiento sin aportar nada positivo al mundo. En cambio, concederle el perdón habría sido un acto de humanidad en medio de tanta maldad, una prueba de que incluso en la oscuridad, la luz puede hacerse presente.


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