viernes, 7 de marzo de 2025

LOS LÍMITES DEL PERDÓN- LOLA DURÁN

 RESUMEN CAPITULO 1

 Este capítulo trata sobre un prisionero, llamado Simon en un campo de concentración junto a sus compañeros , más cercanos Arthur y Josek, un judío que había llegado hace poco. Al principio solo escuchaban noticias del exterior que se enteraban otros compañeros del campo de concentración, hasta que escucharon que una anciana había dicho que Dios estaba de permiso, cosa que Simon no le echó tanto caso al solo pensar en el presente; como el hambre, agotamiento, humillaciones…

 A primera hora de la mañana llamaron a Simón y a otros prisioneros más para salir a trabajar junto a los askaris, que iban cantando y mientras se iban uniendo el resto de prisioneros aunque no estuvieran de humor. Cuando iban por la calle, justo en un cruce, había un cementerio que llamó mucho la atención de Simón por la cantidad de tumbas que habían con un girasol cada uno, ya que parecía que los muertos estaban recibiendo luz y mensajes; el casi nunca pensaba en la muerte, aunque le hizo ver las cosas de otra manera. Siguieron andando dejando atrás el cementerio, hasta que se detuvieron delante del Instituto Tecnológico, que parecía que no había cambiado desde que el estuvo ahí, pero justo en la entrada había un cartel que ponía “Hospital de la reserva”; los prisioneros entraron juntos, junto a los Askaris que más tarde se irían, para ver qué tarea les tocaba hacer.

 Simón estaba con su tarea  hasta que una enfermera le preguntó si era judío, cosa que le extraño a Simón ya que se podía ver en su ropa y aspecto; a Simón esta situación le recordó a cuando trabaja, hace dos meses atrás, en los Ferrocarriles del Este, cuando un soldado bajo del vagón y le ofreció a que fuera a buscar en su mochila un trozo de pan ya que el no se lo podía dar. Mientras seguía a la enfermera recordó como era ese lugar antes, hasta que la enfermera le llevó hasta una sala que antes era el despacho, pero estaba cambiado, ahora solo había una camilla con una figura inmóvil que estaba envuelta de blanco con una voz débil que le pedía que se acercase, y que le queda poco tiempo para morirse, por lo que quería contarle su historia ya que Simon era judío, y este se quedó sorprendido mientras le escuchaba en silencio. Karl, que estaba inmóvil en la camilla, le contó lo que pasó en Ucrania, que a día de hoy le seguía persiguiendo, ya que el era soldado y le mandaron a rodear un edificio judío para lanzar granadas al interior, y entre llamas vio a una familia intentando saltar junto a una ventana, pero Karl y los demás soldados les dispararon; Con esto que le contó a Simón buscaba el perdón de él al ser judío, pero el no dijo nada y se fue de la habitación para ir de vuelta al campo de concentración, donde allí se lo contó a sus compañeros, pero 

Simon al otro día volvió y la enfermera le comentó que Karl había muerto, y que le había dejado una caja con sus pertenencias, pero no quiso aceptarlo. Años después Simon fue a visitar a la madre de Karl que estaba apenada por la muerte de su hijo y su marido, esta le contó la historia de Karl y Simón al ver que no le contó los delitos, decidió no decirle la verdad y se marchó.

AUTOR ELEGIDO: HARRY JAME CARGAS 

Harry desde el primer momento decide no perdonarlo y dejar que Dios decida si lo perdona o no. 

Para Harry el perdón es algo complicado, ya que depende del acto que haya hecho la persona y no sólo se trata de perdonar con la finalidad de  sentirse bien con uno mismo. En las escrituras cristianas comenta que aunque el perdón sea una virtud, en este caso es un acto imperdonable, y los únicos que le podrían decidir si los perdona o no sería la familia. Por lo que para el, Karl murió sin ser perdonado.


OPINIÓN PERSONAL


Desde mi punto de vista, me pareció bien lo que hizo Simon, ya que aunque sea de su misma Fe, no tiene porque ser el la persona que le perdone. Yo al igual que Simon no podría perdonar a Karl ya que no depende de mi el perdonar o no, dependería de la familia a la cual disparo. Aunque fue soldado de la SS por obligación del ejército alemán y no tuvo la opción de negarse, por más que sus padres quisiesen, pero si se podía haber negado a no disparar a la familia o haber tirado la granada hacia el interior del edificio, podría haber actuado con decisión propia y no haber disparado siendo consciente de lo que le estaba pasando a esa familia, y después no lamentarse todos los días de su vida hasta llegar a su muerte y días antes contárselo a una persona de su misma Fe para sentirse menos aliviado y pensar que podría ser perdonado.


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