RESUMEN CAPÍTULO 1 Y 2, “EL GIRASOL”.
Estos dos capítulos narran la historia de un judío llamado Simon, quien cuenta las dificultades que se va encontrando en su estancia en el campo de concentración, junto a sus amigos Josek y Arthur, entre ellas, un problema moral el cual se nos replantea al final del relato.
Simon se vio envuelto en una tarea, que requería salir del barracón y llegar a lo que fue su antiguo instituto tecnológico, lo que ahora era un hospital alemán. En su camino hasta el lugar, los rehenes anduvieron por la ciudad, al pasar por un cementerio, Simon observó que cada tumba alemana tenía un girasol (símbolo de conexión con la vida incluso después de la muerte). Aquella imagen lo marcó, incluso muertos, los alemanes tenían más derechos que los judíos vivos. Al llegar al hospital y asignarle la tarea (recoger basura), comenzó el dilema moral, puesto que una enfermera arrastró a Simon a una habitación donde se hallaba un alemán herido perteneciente a la SS, quien lo pondría en un gran compromiso, se llamaba Karl.
Karl confesó que él había matado a judíos, recalcando una de sus experiencias en la que los nazis mataron a miles de judíos hallados en un edificio. Además habló de sus padres religiosos y reprimidos mientras sostenía una de sus cartas entre las manos. Simon, inquieto por la situación, intentó huir en varias ocasiones, pero Karl lo retuvo hasta confesar su arrepentimiento y pedir que se le concediera el perdón de los judíos, para, de esta forma, morir en paz. Simon, sin saber reaccionar, abandonó la habitación sin ponerle solución a dicho problema moral, lo que le causó remordimiento y pesadillas el resto de su vida.
Al volver al campo de concentración y contarle a sus amigos la situación, estos tenían clara su decisión de no perdonarlo, al no tener el permiso de hablar en nombre de todos los judíos y apoyaron la acción de Simon. Tuvo que volver al hospital, sin embargo el alemán ya había muerto, y, aunque le delegó sus pertenencias como símbolo de agradecimiento, el judío las rechazó.
Pasaron dos años, Arthur y Josek murieron. Simon fue trasladado a una prisión, donde su destino parecía ser la muerte. Los nazis querían eliminar a los judíos antes de la llegada de los americanos. Un polaco llamado Bolek, fue desterrado a la misma habitación de Simon, el cual, aún atormentado por la situación del alemán enfermo, decidió contarla, y el polaco, aspirante a evangelista, confesó su decisión de perdonarlo afirmando que para el perdón solo es imprescindible el arrepentimiento profundo de aquel soldado.
Finalmente y con suerte, los judíos fueron liberados, volviendo así a sus hogares, mientras que Simon decidió investigar los casos nazis ocurridos en ese largo periodo de tiempo, no sin antes haber ido a visitar a la madre del enfermo alemán, en busca de respuestas, para saber cómo era realmente la historia de aquel hombre. Su madre lo catalogó como un buen chico y Simon decidió escuchar a la religiosa mujer con compasión, sin revelar las desgracias que su hijo ocasionó, callando, una vez más, ante las decisiones difíciles.
Y ahora, ¿fue el silencio la mejor respuesta? ¿Qué habrías hecho en su lugar?,
AUTOR: ALAN L.BERGER.
Frente al problema moral de perdonar o no a un asesino nazi, presentado en el libro de Simon Wiesenthal, existen opiniones controversiales sobre cuál sería la acción adecuada a realizar en dicha situación. Además, este autor desafía la credibilidad del perdón de Karl y la importancia del silencio de Simon.
Analiza los diferentes silencios del judío, siendo, el primero, de confusión, mientras que el segundo fue consciente, realizado como acto de gentileza.
Aun así, Alan defiende su postura de no perdonar al alemán, mencionando como argumento el pecado judío (Pecado que cometen los hombres contra otros hombres) que obliga a que los pecados entre personas solo pueden ser perdonados por la víctima directa., siendo así, imposible de perdonar en nombre de todos los fallecidos. Destaca el egoísmo que parece presentar Karl, al buscar el perdón como una manera de acudir al cielo sin remordimiento, y mostrando además, una actitud nazi, considerando a Simon un judío más, sin importar cuál, puesto que estos eran inferiores.
Finalmente, el autor nos hace ver que al no conceder el perdón a Karl, Simon mantuvo la dignidad de las víctimas, evitando que el nazismo se refugiara en el perdón y que todas sus acciones se solventaran sin consecuencias.
MI OPINIÓN
¿Perdonar o no? ¿Es esta la verdadera pregunta que debemos hacernos frente a una situación como la de Simon? Incluso si aceptamos la afirmación de Alan L. Berger de que el arrepentimiento de Karl no era sincero, realmente, considero que el perdón no se limita a aliviar el sufrimiento de Karl. Para mí, perdonar es una forma de liberar el odio y el rencor acumulados, evitando actos de violencia en un futuro y buscar estar en paz con tu conciencia.
Aunque el nazi haya cometido actos atroces, ¿Eres tú igual que ellos? ¿Pretendes castigarlo como él te ha castigado? Ante este dilema, mi respuesta es clara: Sí, lo perdonaría. El perdón es esencial para la reconciliación y el progreso de la sociedad, si los supervivientes del Holocausto hubieran sido dominados por el odio, el ciclo de violencia podría haber continuado de otras maneras, volviendo a ocasionar daños irreparables a la humanidad.
Para marcar una verdadera diferencia entre nosotros y los nazis, debemos empezar por demostrar nuestra capacidad de perdonar y olvidar por un bien común, dejando la dignidad de los religiosos intacta.
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