sábado, 8 de marzo de 2025

Los límites del perdón - Francisco Rivera

 Resumen

Esta historia se narra en la segunda guerra mundial (alrededor de 1939) donde Simon, nuestro protagonista narra las historias que le ocurren en el campo de concentración junto a sus compañeros Arthur y Josek, como sus pésimas condiciones de vida y el hecho de que están prácticamente obligados a morir.

Un día, Simon, mientras hacían equipos para ir a trabajar este se percató de que había un girasol en la tumba de los soldados, este se envidio de esto pensando de que el terminará en una fosa común sin ser recordado, más tarde, este llega al Instituto Tecnológico, concretamente al “Hospital de Reserva” donde dentro de él encontró a soldados de todo tipo, desde unos amenazando con quitarle la vida después de recuperarse de sus heridas hasta otros rogando con misericordia para poder curarse.

Seguidamente, una enfermera lo llama a escondidas y lo lleva a una habitación donde se encuentra un voluntario de la SS herido llamado Karl, estos conversan un rato y Karl le dice que no quiere morir ya que es muy joven, Simon intenta buscar a un médico como ayuda pero el médico le responde que hay demasiados pacientes y que no pueden salvarlos a todos. Antes de morir, Karl decide como gesto de arrepentimiento a los judios contar toda su vida como soldado de la SS, desde que era un niño hasta que se alistó a las SS, contando con detalle los horrores que hicieron al pueblo judío además de hablar sobre un niño que conoció en el gueto llamado “Eli”.

Cuando Simon volvió al campo después de esa experiencia les preguntó a sus amigos Arthur y Josek que habían hecho. Al tener ambas personalidades tan distintas Simon pensó que tendrían opiniones distintas, sin embargo ambos pensaban que la mejor idea era dejarlo morir. Al día siguiente, la enfermera le comentó que el soldado falleció y que decidió darle todo lo que tenía a Simon. Dos años después, Simon nos cuenta cómo sigue su vida, Arthur murió por una enfermedad y Josek en otro campo debido a una enfermedad que le hacía no poder trabajar por lo que terminó fusilado.

Un día, un nuevo prisionero llegó al campo llamado Bolek el cual iba a ser un sacerdote, Simon le preguntó a él si debería haberlo perdonado, Bolek respondió que al haber escuchado sus arrepentimientos lo había perdonado de forma indirecta por mucho de que hubiera muerto, aun después de esto Bolek no le terminó dando una respuesta concreta a su pregunta.

Unos años más tarde la guerra terminó y Simon decidió a ir a visitar a la madre de Karl

la cual era una mujer viuda con tristeza después de esta guerra. Simon decidió no contarle los horrores que tuvo que pasar en los campos de concentración, la madre de Karl le habló más de cómo fue la infancia de Karl y de lo buena persona que este era.

Por último al salir de la casa este seguía dudando de si hizo lo correcto en aquel hospital.



Alan L. Berger.

Alan L. Berger piensa que como judío, el tiene derecho a perdonar los pecados que un hombre le haya hecho pero que no puede que alguien le haya quitado la vida a otro, además pone en duda su arrepentimiento, pensando que solo lo usa como excusa para

curarlo y que si todavía siguiese en la guerra, este no hubiera tenido ningún remordimiento en quitar esas vidas.


Harry James Cargas

Harry también opina que no podría perdonar a Karl por dos motivos principales:
1. El no tiene derecho a perdonar a nadie, sino Dios, ya que este acto podría ser uno arrogante al intentar quedar superior a la persona perdonada

2. Nos habla sobre como en las escrituras cristianas existe un pecado imperdonable aunque este sea un misterio.

Para concluir él nos cuenta que ni él, ni Simon han perdonado sus pecados y que además Karl murió sin ser perdonado.


Opinión personal

Personalmente yo perdonaría a Karl por varias razones, entre ellas está el arrepentimiento, Karl nos narra toda su experiencia como soldado contando cómo se arrepiente que cada acto que cometió, Alan piensa que solo es porque estaba herido, sin embargo podemos ver

como en el hospital hay soldados con actitud arrogante diciendo que seguirán a su actividad cuando se recuperan, no siendo este el caso de Karl, en cuanto a Harry no pienso que este fuera un pecado imperdonable debido al arrepentimiento que mostró Karl.

Desde mi punto de vista aunque no pueda ponerme en el lugar de un judío al ser cristiano, yo perdonaría a Karl


3 comentarios:

Juan José Muñoz dijo...

Tras leer tu punto de vista me parece que si el joven soldado no se hubiera encontrado nunca en la crítica situación en la que se encuentra este nunca hubiera reflexionado sobre si están bien sus acciones cometidas sobre decenas de inocentes. Por lo que su arrepentimiento llega por una cadena de sucesos, no es un arrepentimiento propio de su persona y de recapacitar. Por lo que no me parece que haya certeza si verdaderamente es un perdón totalmente sincero.

Christian Soldán dijo...

Sinceramente no estoy totalmente de acuerdo con tú opinión ya que yo también le diría que le perdonaría, pero sin embargo no lo sentiría realmente, ya que ha hecho muchas atrocidades hacia los judíos y haría eso simplemente para que se sintiera bien con sigo mismo antes de la muerte, como tú comentas también había otros soldados que deseaban volver ha hacer lo mismo que estaban haciendo antes, pues yo por ejemplo a esos soldados no les daría yo mi perdón ya que veo que no se lo merece aunque creo que tampoco lo querrían.

Cayetana Rodríguez Madero dijo...

Mi opinión es contraria a la tuya. Solo te basas en el arrepentimiento que tiene Karl, es cierto que es de los únicos soldados de las SS que muestra un sincero remordimiento hacía los crímenes inhumanos que cometieron, pero no por esto merece un perdón por parte de Simón. Principalmente porque Simón no es víctima directa de Karl, aunque sea judío. Posteriormente porque no estamos hablando de un caso corriente, sino de infinidades de barbaridades que se quedan marcadas en la historia. Por lo tanto, no tendría cabida mi perdón ante este tipo de atrocidades.