Resumen:
En pleno
holocausto nazi, rodeado de muerte y sufrimiento, un joven judío llamado Simón
se vio obligado a cambiar su vida como arquitecto por el monótono horror
de los campos de concentración.
Un día en que
enviaron a un grupo de presos, entre los que él se encontraba, a trabajar en el
ferrocarril, se les ordenó ayudar en un hospital cercano que había recibido a
un grupo de soldados alemanes gravemente heridos, de repente Simón fue
sorprendido por la llamada de una enfermera que lo condujo por el interior del
hospital hasta una aislada habitación. El muchacho no dejaba de asombrarse
pues en su interior se hallaba un joven soldado de 22 años al que quedaba
poco tiempo de vida. Su nombre era Karl, y su intención, morir en paz
confesando por fin su profundo arrepentimiento al participar en los
cruentos planes de las SS. El moribundo comenzó contando a Simón su historia.
Era un muchacho ejemplar, perteneciente a una familia socialdemócrata,
estudioso, cariñoso y fiel a su fe cristiana, que como muchos otros
jóvenes de su época fue embaucado por el novedoso movimiento
nacionalsocialista. Tras alistarse para ir a la guerra, Karl marchó de su casa
dejando en su madre una gran tristeza y en su padre una gran decepción, y tuvo
que ver y hacer cosas terribles que le convirtieron de chico ejemplar en un
asesino, cosas por las que se arrepintió y sufrió todos los
días de su vida. Su intención al contar todo esto a Simón no era otra que
desahogarse y sobre todo pedir su perdón, al considerarlo un
representante de los judíos. Ante esto Simón siente lástima pero a la vez
odio y coraje hacia lo que hizo Karl, no lograba entender por qué los asesinos
como él, al morir, tendrían una tumba y un bello girasol que la adornaría y
que gente inocente tuviera que ser enterrada en fosas comunes. En
su confusión huyó sin responder al moribundo. Simón le comentó el suceso a sus
dos mejores amigos al volver al campo de concentración, éstos le decían que
hizo bien en no perdonarle puesto que llevo a cabo acciones terribles contra
inocentes, pero aunque en parte pudieran llevar razón, Simón pensaba que al no
verse en su situación no le entendían y en el fondo sentía que no hizo lo
correcto.
Durante años
Simón sufrió, además de este cargo de conciencia, situaciones como las muertes
de sus amigos y el paso por numerosos campos de concentración, pero al final
logró sobrevivir y consiguió de nuevo su libertad al acabar la guerra,
encontrando un trabajo investigando los crímenes llevados a cabo por los
nazis.
Un día decidió
dirigirse hasta la casa de Karl, con la intención de averiguar si en verdad
todo lo que el soldado le dijo era cierto, allí encontró a la anciana madre de
éste que le recibió y le habló de lo bueno que fue Karl como hijo, haciendo ver
a Simón que el joven moribundo fue sincero con él, escuchando a la
anciana pacientemente y, cuando ésta le preguntó de que conocía a su hijo, se
vio obligado a mentir para no ensuciar la imagen que la pobre mujer tenía de su
hijo.
Opinión de Moshe
Bejski:
Éste autor,
nacido en Cracovia (Polonia) en 1921, pasó por seis campos de concentración y colaboró
en el traslado de jóvenes judíos polacos a Palestina.
Según Moshe
Bejski la respuesta a la pregunta de Simón Wiesenthal sobre si hizo o no
lo correcto es bastante compleja, pues es difícil analizar el tema tantos años
después de estos sucesos, momento en el que no nos encontramos bajo las
condiciones en las que se encontraron los protagonistas. Por un lado para
cualquiera de nosotros Karl merecería el perdón y la compasión de Simón
debido a su estado y arrepentimiento, sin embargo para Wiesenthal y otras
personas que tuvieron que pasar esas circunstancias, Karl es un representante
del nacismo alemán, uno de los miles de soldados que se alistaron de forma
totalmente voluntaria y sabiendo lo que hacían. Si Simón hubiera perdonado a
Karl hubiera traicionado en cierta manera a millones de víctimas inocentes que
fueron injustamente asesinados ya que solamente la consciencia de una
muerte inmediata hizo que Karl pensara en los crímenes que había cometido
contra Dios y la humanidad y si no hubiera caído gravemente herido seguiría
cometiéndolos junto a otros de sus muchos compañeros que nunca se arrepintieron
de sus hechos. Además realizo un bonito gesto que va más allá de todo ser
humano visitando a la madre del soldado y omitiendo los malos actos de este al
conversar con ella.
Opinión personal:
Me ha parecido
un libro muy interesante que pese a su corta extensión explica y
transmite muy bien la situación en la que se encontraban las personas en esa
época.
En cuanto a mi
opinión sobre el perdón a Karl no estoy de acuerdo con el señor Moshe Bejski en
algunos aspectos. Pienso que Karl, al ser tan joven, se vio embaucado por las
ideas propugnadas por la doctrina nacionalsocialista, pensando que hacía lo
correcto. Esto por supuesto no justifica las brutalidades cometidas contra las
personas que no eran aceptadas por los nazis, pero si hace también víctimas a
este soldado y a muchos otros que, como él, se arrepintieron tarde de sus
decisiones. Además debemos recordar que muchas familias enviaban a sus hijos a
las Juventudes Hitlerianas para evitar situarse bajo la lupa incesante de la
Gestapo. También pienso que después de cometer los asesinatos sufrió y pago con
dolor tanto psicológico como físico por sus acciones, yo le habría perdonado
porque todas las personas tienen derecho a arrepentirse y a sentirse en paz,
sobre todo si se encontraran en una situación similar a la de Karl, que ya no
podía revertir el resultado de sus acciones. Eso sí, perdonaría pues perdonando
tendría la satisfacción de haber hecho a alguien feliz y me ahorraría tener que
pasar toda mi vida con ese cargo de conciencia, pero no olvidaría, pues creo
que si lo hiciera traicionaría a todos los inocentes sacrificados injustamente.
Raquel Muñoz
Romero 1º Bachillerato El girasol
4 comentarios:
Yo Raquel, no estoy de acuerdo contigo por el simple hecho de que Simon no tiene la protestad de darle el perdón en nombre de las 200 víctimas. También es verdad que no sabemos si el soldado lo había hecho intencionadamente u obligado, pero eso es cosa aparte. desde mi punto de vista no merece el perdón.
Estoy de acuerdo contigo Raquel, creo que Karl se vio involucrado sin tener otra opción y que aunque en realidad haya matado a esas victimas, él lo ha echo porque es lo único que ha visto desde que ha nacido. Y aunque cuando se arrepiente ya está muriendo yo creo que yo no seria capaz de dejarlo morir sin el perdón. Un besito.
Yo no estoy de acuerdo por el simple echo de que cada persona individualmente es consciente y responsable de todos y cada uno de sus actos.
Por ejemplo el padre de Karl no estaba de acuerdo con las acciones que se desarrollaron en Alemania en la segunda guerra mundial y tampoco era partidario del partido nazi.Y Karl estubiese de acuerdo o no apollaba a el partido nazi.
Yo no estoy de acuerdo por el simple echo de que cada persona individualmente es consciente y responsable de todos y cada uno de sus actos.
Por ejemplo el padre de Karl no estaba de acuerdo con las acciones que se desarrollaron en Alemania en la segunda guerra mundial y tampoco era partidario del partido nazi.Y Karl estubiese de acuerdo o no apollaba a el partido nazi.
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