Los límites del perdón. El girasol Simon
Wiesenthal
1.
Resumen.
Durante los años del
dominio nazi, numerosos territorios fueron invadidos, y allá hasta donde el
largo brazo de las SS (escuadras de protección) se extendía, instalaban campos
de exterminio con el único fin de deshacerse de todos aquellos que no poseían
los rasgos característicos de la raza aria.
El antisemitismo se llevó
al extremo, de tal forma que la comunidad judía estuvo al borde de la extinción
a manos del nacionalsocialismo. Los judíos, junto a otras minorías étnicas,
eran deportados a campos de concentración donde palizas, y maltratos estaban a la
orden del día hasta que llegaba el día en que eran asesinados de cualquier manera
imaginable. En este ambiente de hambre, torturas y padecimiento, el
protagonista, un joven arquitecto judío nos cuenta sus experiencias mientras
intenta sumar, de manera desesperada, un día más a su vida.
La monotonía del día a día
junto con los trabajos forzados y la desnutrición llevan a nuestro personaje a
desear la muerte muchas veces pero aun así, se siente afortunado dentro del infortunio,
y se consuela en el pensamiento de que siempre habrá alguien en peores
condiciones.
Los judíos de los campos de
concentración suponían una fuente inagotable de mano de obra barata, así el protagonista
llega a su antigua universidad, ahora convertida en hospital militar, para
realizar labores de limpieza de residuos provenientes de quirófanos. Una
enfermera se acerca a él y le pide que le acompañe hasta la habitación de un
joven miembro de las SS en su lecho de muerte. El joven soldado le cuenta como se
había criado en el seno de una familia católica y que todos sus ideales
antisemitas se los inculcaron en las juventudes hitlerianas en las que se alistó
a pesar de la oposición de su familia. Una vez alcanzó la edad requerida pasó a
formar parte de las SS. El asombro de nuestro protagonista va en aumento ante
la situación y algo le dice que no debería estar allí. El joven moribundo sigue relatando la historia de su
vida, y cuenta como en una de sus últimas misiones fue partícipe de una tragedia
de la que se siente profundamente arrepentido y necesita contarlo para poder
morir en paz.
Durante su paso por un
pequeño pueblo cerca del frente, él y sus compañeros, a las órdenes de su
comandante, encerraron en una casa a más de 300 judíos, entre ellos niños,
mujeres y ancianos, y posteriormente incendiaron la casa quemando vivos a todos
los que se encontraban dentro.
El protagonista sabe
perfectamente que lo que le cuenta es totalmente cierto, pero le desconcierta y
enfurece es el hecho de que se lo cuente a él, a un pobre judío que con suerte
seguiría con vida la semana siguiente.
Para su sorpresa el joven
militar le explica que siente la necesidad de que le perdone, y así poder morir
en paz, pero el protagonista no lo soporta y huye atemorizado.
Pasan varios años y para su
propio asombro joven judío, sigue con vida y aun que hace mucho de su encuentro
con el nazi moribundo, aún resuenan en
su mente sus palabras con claridad.
Tras la caída del imperio nazi, los prisioneros de los
campos de concentración son liberados, y el protagonista decide visitar a la
madre del joven nazi. Pronto consigue dar con ella y se encuentra con una
anciana que se sustenta en el recuerdo de su difunto marido y de su difunto hijo a los que admiraba con
devoción. El joven judío no se ve con fuerzas para contarle a la anciana las
atrocidades de su admirado hijo y por eso decide despedirse de la anciana.
2.
Opinión de Dorothee Soelle.
Mi autora, una teóloga
alemana y judía se remite a la narración de Wiesenthal y explica como en el libro se enfrentan el si, te perdono y el no te perdono. Ella no sabe muy bien lo que haría e esa situación y
cree que en su caso las dos respuestas serían posibles. Para mí, como devoto
católico, creo que el perdón es algo a lo que todo el mundo tiene derecho y que
va ligado a la propia existencia, pero no sé si en realidad el protagonista
tendría derecho a perdonar en nombre de los judíos asesinados.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo con tu autora, las dos respuestas serian posibles, debido a lo que influye en una y en otra.
Yo creo que el soldado no merece el perdón porque según mi autor y con el que estoy totalmente de acuerdo, el asesinato es imperdonable. ¿Por qué es imperdonable? Porque solo se lo pueden dar las victimas,cosa que en el asesinato ya no viven, por lo cual no se lo pueden dar.
Al igual que ha recalcado mi compañero Alvaro no se puede dar el perdón a ese soldado porque la persona apta para ello no se encuentra ya entre nosotros. Y en mi opinión el perdón católico para mi no tiene validez alguna, por el hecho de que una persona se dedica a asesinar personas y en el último momento antes de morir se arrepiente y se le concede un perdon así como así, como si nada hubiera ocurrido a pesar de su arrepentimiento como es el caso de esta obra
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