Resumen
El libro trata sobre la vida que tenía un judío en la época nazi, llamado Simon. Antes de caer esclavo bajo el dominio nazi, tenía una familia y vida normal, pero todo le cambió cuando fue capturado y mandado a un campo de concentración.
Durante el tiempo que permaneció allí, siguió manteniendo la amistad que tenía con su antiguo amigo Arthur y más personas, entre ellas estaba Josek, había entrado hace poco.
Al pasar varios días, la organización nazi SS hizo varios grupos de personas, quedando separado Simon de los demás conocidos. Su grupo salió del campo de concentración para ir a otro destino, durante el trayecto se cruzaron con un cementerio perteneciente a soldados nazis, pudo apreciar que donde yacía el cuerpo de los soldados había un girasol, dando a pensar que una vez muerto seguían comunicándose entre ellos, gracias a los insectos que visitaban el girasol, esto le dio mucho coraje porque cuando un judío fallecía, apilaban sus cadáveres en fosas comunes sin darle mucha importancia.
Su destino se trataba del Instituto tecnológico donde el había asistido cuando era joven, ahora era un hospital militar. Se cruzó con una enfermera y esta al ver que era judío, le comentó si le podía seguir, aceptó y se marchó con ella. Fue conducido hasta una habitación donde se encontraba el cuerpo vendado de un miembro perteneciente a la SS, llamado Karl.
Karl se puso a contarle un poco acerca de su vida, era joven cuando entró en la organización, por lo que su familia no estaba muy contento con esa decisión. Mientras permaneció en esta organización vio como fallecía conocidos suyos, hasta fue culpable de muchos asesinatos. Por esta razón buscaba el perdón, pero Simon abandonó la sala sin dar su opinión.
Días después se enteró que había fallecido, dejándole sus pertenencias, pero no fue el único que murió, sus compañeros también tuvieron ese trágico destino.
Al finalizar la guerra, los esclavos fueron liberados, entre ellos se encontraba Simon. Con el transcurso de los años, se casó y se puso a investigar la residencia del joven militar, una vez dio con su ubicación se presentó en su casa. Allí le recibió la madre y le comentó a esta la terrible historia de su hijo.
Opinión de Chistopher Hollis
Le resulta imposible responder a la pregunta de ¿Qué hubiera hecho yo?, confiesa que no tiene capacidad para resistir la tentación de hacerlo, pero realmente no sabe si hubiera tenido la suficiente fortaleza como para afrontar incomparablemente mayores a todos los que ha tenido que enfrentarse.
La teología sobre este punto es clara y, tal y como el seminarista polaco afirmó con acierto," no existe ninguna diferencia entre judíos y cristianos. Aquí las diferencias no importan, la Ley de Dios es la ley del amor. Nos han creado para amarnos los unos a los otros y cuando la ley del amor se rompe la naturaleza de Dios fracasa. Cuando estos vínculos se quiebran hay que soldarlos de nuevo lo más pronto posible. Tenemos la obligación de perdonar a nuestro prójimo aunque nos haya ofendido setenta veces siete."
En esta historia, el soldado de la SS, es culpable de cometer un horrendo crimen y lo confesaba abiertamente, ni siquiera el autor del libro tenía dudas de la sinceridad de su arrepentimiento, tampoco resulta fácil ver, tal y como confesó el autor, las razones que llevaron al soldado a entrevistarse y a confesarse con un judío, salvo que estuviera sinceramente avergonzado de sus actos.
El perdón tampoco tiene que ver con negar el castigo. En este caso como el soldado de la SS estaba a punto de morir, la cuestión de castigo no se tiene en consideración pero, en caso de haber sobrevivido, el hecho de que hubiera sido perdonado de espíritu no significa que no habría que aplicarle el apropiado castigo. El joven recibió una educación católica, pero abandonó la religión cuando se unió a las Juventudes Hitlerianas. Resulta sospechoso que en verdad recuperara la fe en su lecho de muerte, o que al menos deseara recuperarla.
Opinión Personal
El libro me ha resultado interesante porque nos permite conocer las atrocidades que cometieron los nazis y las calamidades que sufrieron los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Ahora bien, volviendo a la pregunta de ¿Qué hubiera hecho yo?.
Antes de responder si le perdonaría o no, me gustaría exponer una serie de hechos que realizó este joven. Se unió a esta organización, siendo consciente de las barbaridades que un día llegaría a realizar. Supongo que antes de unirse pensaría en estos acontecimientos, por lo que no le importó mucho si al final se unió, con esto quiero decir, que el joven soldado sería culpable de dichos crímenes, eso no cabe duda.
Ahora supongamos que el soldado o militar, como queráis llamarle, no fallece, ¿Qué pasaría con el, seguiría teniendo tormentos acerca de lo que hizo?
Creo que no, si sabía lo que iba a hacer en esta organización, tenía claro que iba a llegar a matar gente, por lo que pienso que llegaría el día en el que esta persona olvidaría todo lo que hizo.
También es cierto que esta persona llegó a confesarse para quedarse más tranquilo consigo mismo, pero que en el caso de no fallecer, creo que no llegaría al punto de buscar a un judío para confesarle sus crímenes.
Bueno, volviendo a la pregunta de antes, en caso de ser yo Simon, por una parte no puedo perdonarle porque esta persona ha cometido muchos crímenes y sabía lo que estaba haciendo, pero también comparto la opinión con Chistopher Hollis en que hay que perdonar a nuestro prójimo aunque nos haya ofendido setenta veces siete, porque con el odio no llegas a ningún lado.
Y para finalizar, la actitud de Simon al salir de la habitación sin responder absolutamente nada, creo que fue la más acertada, porque es un tema que hay que pensarlo detenidamente, ya que muchas personas se vieron afectadas por las atrocidades realizadas dentro y fuera de los campos de concentración.
2 comentarios:
Pienso respecto a tu comentario, que Karl no consigue absolutamente nada mintiendo, me refiero, que Simon es un simple judío, y sí, puede parecer curioso que en su lecho de muerte decida arrepentirse, pero nadie sabe las circunstancias que le ha llevado a hacerlo. Quién sabe. Y respecto al no dar una respuesta, pues, al no saber si dice la verdad o no, como mínimo le respondería, un sí, quizá un no, o un simple "no puedo responderte", pero por mi parte, una respuesta se merecía.
Yo al igual que Bárbara pienso que Simon debería haber dado una respuesta a Karl, pero si estoy de acuerdo con tu autor y contigo en el aspecto de que hay que perdonar, porque el odio y el rencor no llevan a ninguna parte , en este caso el perdonar al soldado ( ya fuera de corazón o simplemente decírselo sin sentirlo realmente) habría hecho que éste se sintiera en paz consigo mismo y al mismo tiempo también Simon, que se hubiera evitado tener que pasar por todos esos remordimentos, porque, ¿Qué gano aparte de ese cargo de conciencia? ¿Acaso su actuación devolvió la vida a esas víctimas? creo que eso es algo sobre lo que debería haber reflexionado.
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