jueves, 2 de marzo de 2023

Los limites del perdón



Resumen:


 En 1943, muchos europeos estaban lidiando con la muerte y destrucción en curso de la Segunda Guerra Mundial. Una de estas personas, un prisionero judío en el campo de concentración de Lemberg en la Polonia ocupada por los alemanes, era Simon Wiesenthal.
Todos, condenados a trabajos forzados casi sin comida. Sin embargo, un día, Wiesenthal se enfrentó inesperadamente con un dilema.
Fue enviado a trabajar a un hospital, y cuando llegó una enfermera lo llevó cara a cara con un soldado nazi llamado Karl Seidl. Herido de muerte, Seidl yacía en su lecho de muerte; quería confesar sus pecados y sus crímenes a un judío.
Wiesenthal se encontró en una situación surrealista. Tenía que escuchar la historia de vida de Seidl, una larga confesión de una de las personas responsables de la tortura y la aniquilación masiva de su propia gente.
Seidl se llenó de autocompasión y remordimiento cuando le contó a Wiesenthal sobre su idílica educación católica y su historia de vida desde que se unió al partido nazi. Fue criado por padres amorosos, y su padre era un socialdemócrata que se opuso a Hitler y al partido nazi. Pero cuando era joven, Seidl quedó atrapado en la emoción y se unió a la Juventud Hitleriana y, más tarde, a las SS.
Seidl describió los eventos de los que se sintió más culpable. En una pequeña ciudad rusa, él y sus compañeros soldados recibieron la orden de reunir 300 judíos, principalmente mujeres, niños y ancianos, y encerrarlos en un edificio. Luego, los soldados quemaron el edificio hasta el suelo, dispararon y mataron a cualquiera que intentara escapar.
Seidl estaba horrorizado por este evento y, poco después, recibió la herida mortal de la que ahora se estaba muriendo. Como le explicó a Wiesenthal, no podía morir en paz sin que un judío le concediera primero el perdón.
La súplica de los nazis por el perdón implicaba preguntas complejas sobre el poder y los límites del perdón.
Después de que Seidl terminara su historia, Wiesenthal decidió dejar al soldado moribundo sin otorgarle perdón explícito.
Sin embargo, le ofreció a Seidl comprensión y empatía. A pesar de ser rechazado por las atrocidades descritas por Seidl, Wiesenthal tomó su mano y permaneció presente durante toda la confesión. Tampoco expresó enojo o rencor. Y, como un simple gesto de respeto humano, ayudó a mantener alejada a una mosca que estaba molestando a Seidl.
Cuando Wiesenthal regresó al campo de concentración, contó la historia a sus amigos y compañeros de prisión, la mayoría de los cuales le aseguraron que había hecho lo correcto al no perdonar al soldado nazi.
Un amigo dijo que habría cometido un delito grave al conceder el perdón. Otro, sin embargo, sugirió que debería haber perdonado a Seidl, ya que la doctrina cristiana permite el perdón a todos los que lo piden.
Karl Seidl también había tratado de darle a Wiesenthal sus posesiones, y aunque Wiesenthal rechazó el gesto, recordó la dirección de la madre de una carta que el soldado había escrito.
Entonces, cuando la guerra finalmente terminó, y Wiesenthal fue una vez más un hombre libre, decidió viajar a Alemania y visitar a la madre de Seidl.
Una vez allí, Wiesenthal escuchó mientras la madre lloraba a su hijo perdido y su esposo fallecido, que también había muerto en la guerra.
Ella describió a Karl como un niño amable y servicial, y se mantuvo firme en su creencia de que él se había mantenido fiel a su educación cristiana y no había hecho daño a los judíos.
Wiesenthal hizo otra elección aquí: decidió no decirle a la madre de Seidl la verdad sobre las atrocidades que su hijo había cometido, permitiéndole mantener intacta esta imagen de su hijo.
Pero el incidente se quedó con Wiesenthal, obsesionándolo mientras continuaba preguntándose si había hecho lo correcto o no.


Opinión del autor/resumen:

Alan L. Berger:  

El argumento de este autor es que NO perdonaría al nazi ya que su primera conclusión es no perdones a los que tienen prohibido el perdón. Lo que quiere decirnos es que no puedes perdonar a alguien que ha hecho tanto daño, y Simón no podría perdonarlo en nombre de todos los judíos.
La gravedad del problemas es que si lo perdonas, estas cumpliendo con la teoría nazi y está buscando su propia condena, no puede perdonar a una persona que ha causado tanto daño y ha hecho todas esas barbaridades y no solo a el, sino a millones de personas más de las que no merece su perdón. También argumenta que no puedes tener moral con alguien que ha masacrado a gente sin moralidad ninguna y sin importarle nada ni nadie. Piensa que lo hizo bien al no contárselo a su mere ya que perdonar a un hijo fallecido tiene que ser la peor tortura del mundo.
En mi opinión, pienso que Alan, no tiene razón ya que no es caso de ponerse a la comtra de los demás, sino que Simón esta en un caso de moralidad y todo el mundo merece ser perdonado. No esta buscando su propia condena, sino su satisfacción de haber hecho algo bueno y misericordioso.



Opinión propia:

Nos encontramos frente a una situación en la que no todos sabrían lo que hacer; después de leer muchas de las opiniones de los autores sobre qué harían en este caso, pues he llegado a ponerme en las dos posturas, pero creo que al final de todo, tienes que conocerte y saber tu perspectiva de la vida.
En mi caso, yo aceptaría las disculpas y hubiera actuado igual que el protagonista de esta historia.
Creo que todo el mundo merece otra oportunidad en la vida, y que no merece la pena vivir pensando que una persona falleció sin su ultima petición.
Y si, ya sé que los nazis no hubieran pensado en nada de eso, pero… ¿porque compararnos con personas tan inhumanas que no conocen las palabras caridad ni misericordia?
Creo que es una de las preguntas que debemos hacernos antes de saber nuestra respuesta sobre el caso.
En mi religión cristiana, uno de los valores mas fundamentales que me han ido inculcando poco a poco ha sido la empatía ya que si te gustaría que te lo hicieran, hazlo, sin tener miedo al que dirán ni a las razones por la que te sale hacerlo, ¿porque no perdonarlo si te nace hacerlo? Otra razón basándome en mis valores es la pregunta con la que solo ver el tema se me ocurrió, ¿que haría dios? Y he llegado a l siguiente conclusión, dios es un ser perfecto e infinito y como el hizo, perdono hasta a quienes lo mataron, si el lo hizo, ¿porque a nosotros nos cuesta tanto hacerlo?
La empatía, si hubiésemos estado en esa situación y cuando llegas a tu leche de muerte ves que todo lo que has hecho ha sido por simplemente encajar o no ser juzgado por personas que creen q son superiores a ti y te arrepientes de ello, pienso que el arrepentimiento existe y que las personas somos humanas y nos equivocamos, es una equivocación muy grave ya que consta en que ha matado a millones de personas pero aun así, todos merecemos una segunda oportunidad en la vida, aunque no la vivas. Por eso me centro en la empatía, porque ese hombre en realidad, no seria tan nazi, sino que esos valores del Cristianismo que le inculcaron de pequeño resurgieron y si fuera tan nazi, la última persona que querría ver es a un judio, pero no, al final todo se basa en saber decidir entre el bien y el mal y hacer lo que a uno le nazca por los valores que tenga y no por rencores del pasado.














3 comentarios:

Manuela Gómez Ballesta dijo...

En mi opinión yo no estoy de acuerdo contigo porque por mucho que este bien perdonar y pensar que alomejor el no era tan nazi como otros, los nazis hicieron mucho daño a la sociedad judía y eso pesa más.

Teresa Castelo dijo...

Me encuentro en desacuerdo contigo. Cierto es que no debemos compararnos con los nazis y no perdonarlos por el hecho de que ellos a los judíos no les tuvieron compasión pero es que el daño, la acción que tuvo el soldado no fue hacia el protagonista, si hubiera sido hacia él, si compartiría tu punto de vista pero al no ser hacia el, ¿que autoridad tiene el para hablar en nombre de las víctimas? No sería justo perdonarlo cuando ya esa familia no estaba viva y nunca se sabrá qué hubieran hecho ellos. Y respecto a que Karl "no era tan nazi" no estoy segura de ello, pues bien es verdad que se crió con unos valores cristianos pero luego se desvió y quién sabe, a lo mejor si no hubiese tenido ese accidente habría seguido matando a miles de judíos inocentes sin ningún remordimiento.

Nicolás Martín dijo...

Desde mi punto de vista me encuentro en una postura contraria a la tuya ya que yo no perdonaría a ese herido por el simple hecho de que yo no he sido el afectado aparte el solo quiere que alguien lo perdone para que pueda morir sin que su conciencia este mal.