Este libro relata la historia de Simón, un joven arquitecto judío que se halla prisionero en el campo de concentración de Lemberg durante la Segunda Guerra mundial. Simón relata su vida allí dentro, las desgracias, duras condiciones y trabajos a los que es sometido junto a su viejo amigo Arthur y un judío religioso que había entrado nuevo, Josek. Este último afirmaba que Dios estaba de permiso y había dejado la humanidad sola.
Nuestro protagonista realizaba múltiples trabajos pero habría uno que lo marcaria el resto de su vida.
Simón solía ir a uno ferrocarriles a realizar trabajos forzosos, labor que compartía con un grupo de askaris que intentaban hacer la jornada mas amenas con sus cantos y dando pan sin ser visto por los soldados nazis. Este trabajo que era tan habitual para Simón cambio un día, este día se dirigieron hacia el instituto tecnológico,(en ese momento era utilizado como hospital para los soldados nazis) donde años atrás nuestro protagonista había estado estudiando. Por el camino, el chico se quedó embelesado por el cementerio local, donde en cada una de las tumbas donde se encontraba el cuerpo de un soldado nazi salía un girasol que se elevaba al cielo, Simón recordaría esto durante mucho tiempo.
Al llegar al hospital, Simón junto a sus demás compañeros empezaron a realizar las tareas asignadas. En ese mismo instante este se vio abordado por una enfermera, que lo condujo hasta una sala donde vislumbró la silueta de un cuerpo cubierto por una sábana, no fue capaz de discernir de quién se trataba.
Ante el se encontraba Karl, un soldado Nazi en su lecho de muerte, con toda la cabeza cubierta por vendajes y al borde de la muerte. El miembro de las SS atormentado por los crímenes en los que había participado, le cuenta, como si la vida le costara, todos los malos actos y asesinatos que había realizado, este soldado remarca cuando bombardeó con granadas una casa con una familia dentro que intentaba escapar por la ventana. Esto le quedaría grabado en su retina a fuego. Karl muestra arrepentimiento ante la acción cometida y le pide al protagonista que como judío que era que le perdonara. Simón sin palabras y aterrado salió de la sala sin pronunciar ninguna palabra.
Al llegar al campo de concentración, cuenta lo sucedido en el hospital a sus compañeros quienes apoyan a Simón al no perdonarle. A pesar de tener el apoyo de sus compañeros Simón no puede olvidarlo, este vuelve al día siguiente al hospital para seguir con sus trabajos, allí es informado de que Karl había fallecido y que le había dejado ciertos objetos en herencia, aunque el chico no los acepta.
Al terminal la guerra, Simón es liberado y sigue planteándose si la decisión que tuvo fue lo correcto, así que años después este visita a la madre de Karl, que lamenta la muerte de su hijo. Simón cuenta todo lo que su hijo hubiese querido transmitirle para preservar la memoria que esta tenía de él.
Este echo desencadena una pregunta, que sigue haciéndose el protagonista a lo largo de los años, ¿ Qué habría hecho yo en su lugar?
OPINIÓN DEL AUTOR
El autor que he escogido se llama Dith Pran, un fotógrafo camboyano más conocido como un refugiado que sobrevivió al genocidio camboyano. Él presenció la muerte tanto de sus compañeros como de su familia, quienes murieron a causa del hambre, por asesinato o fueron raptados. Sufrieron sus seres queridos, sufrió el y todo aquel que quisiera cambiar Camboya. Sin embargo, aunque sin excusar sus acciones, Pran entiende y perdona a los soldados nazis que ejecutaron lo ordenado por los Jemeres rojos; los verdaderos culpables para él. Afirma que a los soldados le habían lavado el cerebro y tan solo tenían miedo a morir. En conclusión, cree que los líderes y los soldados no tienen mucho en común, y se ve reflejado en la frase ´´necesitamos considerar por separado a los autenticos culpables de sus instrumentos, a los cerebros del plan de los ejecutores``.
CRITICA SOBRE EL AUTOR ELEGIDO
Para Dith Pran, los verdaderos culpables de los malos actos no son los ejecutores, sino los líderes. Sin embargo, en su opinión menciona que quienes les encerraban y asesinaban, es decir, los ejecutores, no sentía compasión por ellos, como si les diera igual. Pran justifica ese comportamiento debido a que tenían miedo a morir, y ahí me pregunté: ¿prefieren vivir toda una vida recordando las muertes que provocan a diario antes que morir al negarse a asesinar a inocentes? Pensándolo bien, si me pongo en el lugar de un soldado, tarde o temprano terminaría yo misma con mi vida.
OPINION PERSONAL
Me ha parecido una gran historia, y que fuera basada en hechos reales me a conmovido y estremecido. No puedo imaginar que alguien pudiera vivir estas situaciones. Por otra parte, la estructura y el planteamiento de la historia me han parecido increibles y me han mantenido constantemente en vilo.
Sobre el perdón, si me pongo en el lugar de Simón no perdonara al nazi, ya que creo que su arrepentimiento no era real, como sabía que le quedaba poco tiempo de vida lo único que quería era no sentirse mal por sus actos. Aparte de esto, la acciones de Karl me parecen injustificables, ya que las atrozidades que realizaron a inocentes judos por motivos ideológicos
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