domingo, 5 de marzo de 2023

LIMITES DEL PERDÓN-ANA FERNÁNDEZ

 LOS LIMITES DEL PERDÓN 

Wiesenthal era un joven arquitecto que había sido victima del antisemitismo. Hablaba de muchas de sus anécdotas y presentaba a sus amigos en el campo de concentración. Josek era un joven judío y religioso  que acababa de llegar al campo y Arthur era un viejo amigo. Contaba lo mal se trataba a polacos y a ucranianos. Los Askaris eran soldados que los esperaban en la puerta del campo de concentración para llevar a los judíos a hacer los trabajos fuera de los barracones.

 En el este era donde estaba el frente de batalla; ellos se dirigían a Lemberg a su antiguo instituto, El Instituto Tecnológico,  que se había convertido en un hospital militar. Al llegar allí una enfermera lo paró y le pidió que lo siguiera, lo llevó arriba, allí se encontraban los despachos de los antiguos decanos del instituto. Se dirigió a una habitación y más tarde llevó al judío, allí se encontraba un un exsoldado de la SS muy herido llamado Karl. Él le empezó a contar todos los crímenes de guerra que había cometido, se marchó cuando el soldado le pidió que le perdonara lo que había hecho. 

Ya de vuelta al barracón  encontró a los amigos y se moría por contarles lo que había sucedido, pero después de ver a 5  hombre que se dirigían a la Tubería pensó eso de contárselo. Se lo contó a los amigos y ellos estaban contentos con su decisión.

A la mañana siguiente él debía de volver al hospital entonces le pidió a Josek que fuera por él pero eso no fue posible. Al llegar al hospital la enfermera volvió a el y le pidió que le volviera a acompañar, pero ahora no lo llevaba a la habitación si no a un almacén y le pidió que esperara un momento, le contó que el soldado había fallecido es misma noche, le dejaba sus pertenencias excepto un reloj que era para su madre. 

El arquitecto después de estos sucesos nos habla de que sus dos amigos acabaron muriendo, llegó un nuevo compañero llamado Bolek un jóven polaco que le recordaba mucho a Josek. Acabada la guerra, en 1946 viajó con su esposa y sus amigos  a Linz y al mirar con unos prismáticos el paisaje encontró un girasol, estaba palido, le recordó a los tiempos tan duros que había pasado. 

Fué a preguntar donde se encontraría la casa de la madre del soldado, parte de la ciudad donde ella vivía había sido destruida por bombas alemanas. Al llegar a la puerta le abrió la pobre viuda, ella no sabía nada de que su hijo había sido uno de los soldados que había formado parte del mayor número de crimenes de guerra ni tampoco iba a creerse que lo había hecho. 

¿ Cómo fué capaz de escuchar al soldado? Es una pregunta que creo que hay que vivir para saber como reaccionarias porque hay que tener muchísmo valor para hacerlo.

LARENCE L. LANGER 

Dice que un holocausto es imperdonable, que el soldado podía haber hecho muchas otras cosas antes de haber matado a tantas personas y que nadie puede coorroborar si el testimonio ha sido de verdad ya que Wiesenthal solo escuchaba.

MI OPINIÓN

Imperdonable es, pero esos soldados son sometidos a unas órdenes dadas por unos superiores y son obligados a cumplirlas, que en un momento dado el hombre se haya arrepentido por el dolor que está sufriendo yo lo veo más que normal porque somos personas y todos nos arrepentimos de algunos actos que cometemos y haciendo frente a la opinión de Larence porqué iba a ser mentira ese testimónio son palabras y las palabras se las lleva el viento el arrepentimiento se demustra con hechos pero es soldado ya poco podía hacer por eso yo creo que hay que tener lo que hay que tener para que después de contarle todo lo que le contó le diriera perdón, fué o sería un cobarde pero ha muerto habiendo pedido perdón.

3 comentarios:

Mara Rojas Riego dijo...

Entiendo que creas que los soldados están sometidos a ciertas órdenes, pero ten en cuenta que realmente, si ese soldado no se hubiese ofrecido voluntario a formar parte de esos grupos, no habría cometido tales atrocidades pero como lo ha echo, no hay un perdón que valga ya que no deja de ser un asesino por confesar todo lo que ha echo, al revés, está dando la razón de que lo es y que por su culpa han muerto y sufrido miles de personas indefensas únicamente por tener distintos pensamientos. por lo tanto un perdón no es lo justo porque así no se arregla el sufrimiento de todas esas personas, y mucho menos que un único Judío tenga que perdonarlo en nombre de todos los demás.

Ignacio Delgado dijo...

Yo estoy de acuerdo contigo, ya que esas personas que forman parte de las SS, no saben exactamente a lo que están siendo sometidos hasta momentos como este, y si que es verdad que en estos momentos se puede perdonar porque de verdad se muestra el arrepentimiento que mostraba este soldado con todo lo que le cuenta.

Milena dijo...

Entiendo que los soldados esten sometidos a órdenes y estén obligados a cumplirlas, pero sin embargo, este sabía perfectamente lo que estaba bien y mal ya que era una persona muy religiosa y venía de familia humilde, nadie le obligó a entrar en las SS. También es verdad que este al estar ya en el final de su vida no podía demostrar su arrepentimiento con hechos pero si estuviera sano lo más seguro es que siguiera haciendo lo mismo sin mostrar un mínimo de arrepentimiento; y aunque sí lo mostrara no tendría que hacer cargar con este peso a un judío que esta sufriendo todas estas injusticias y que poco a poco está perdiendo a todos sus seres queridos, Simón no tiene por qué perdonar algo tan fuerte ya que él es un simple judío más, ni es representante de los demás ni es familia de las persona a las que el soldado había mencionado. Esta muy bien que pida perdón y se arrepienta, mejor tarde que nunca, pero aún así hay cosas que no se pueden perdonar del todo, menos cuando se trata de miles de personas.