jueves, 24 de febrero de 2011

LOS LÍMITES DEL PERDON. IRENE GARCIA MARIN

Simon Wiesenthal fue un joven judío que sufrió la terrible experiencia de un campo de concentración. Conoció a un nazi moribundo que le confesó su arrepentimiento por la exterminación judía, le suplicó que le perdonara para así descansar en paz, pero Simon guardó silencio. Simon estaba ante una cuestión moral de difícil elección, ya que se encontraba ante dos alternativas de las cuales debía escoger la adecuada. Hizo lo correcto al contarle lo ocurrido a sus compañeros para así obtener diversas perspectivas sobre la situación. Wiesenthal acudió a su compañero Josek, el cual se caracterizaba por su relajada manera de ser y por su paz interior que radiaba. Él le hubiera negado abiertamente el perdón y le manifestó que no debía perdonarle, puesto que su perdón seria en nombre de todos los judíos. Arthur reconoció que tampoco le hubiera exculpado y tampoco lo perdonaría en la vida. Ante su actitud irónica hacia la vida, la salvación que dio fue que debería haber pedido un sacerdote de su Iglesia para descansar en paz. Bolek, según su fría personalidad y su fe, lo único que le dijo a Simon es que sólo podía perdonar las cosas que le ocurrían a él y no en nombre de los judíos. Pues el moribundo lo vio como un representante de la comunidad judía y por eso quiso su perdón. En cierto modo, según Bolek, murió en paz tras su confesión. No hay duda de lo mal que se sentía el nazi por los actos cometidos, pues era el prototipo de personas que la ideología hitleriana había creado. Simon no estaba seguro de perdonar al nazi ya que él sufrimiento que había padecido en el campo de concentración no se podía perdonar con facilidad, pues las acciones que habían llevado a cabo eran imperdonables y cada uno era consciente de sus actos. Por una parte no podía exculparle porque no había sufrido directamente sus crímenes y por otro lado no tenía el consentimiento de los judíos, así que Simon no le perdonó abiertamente, simplemente guardó silencio. Harry Wu (1937, Shanghái). es un escritor chino, activista por los derechos humanos en China y es autor de varios libros de éxito, entre ellos su autobiografía Vientos amargos, Memorias de mis años en el gulag chino. Harry Wu fue encarcelado tras su acusación de antiderechista y enemigo de la revolución frente a la Campaña de las Cien Flores. Durante diecinueve años que vivió en la cárcel, padeció fuertes lesiones y finalmente fue conducido a un campo de trabajo, donde sobrevivió a condiciones insalubres. Harry Wu, al igual que Simon, no le habría perdonado pero sí seria capaz de entender ese prototipo de personas que formaban parte de esa tremenda sociedad, aunque cada uno de ellos era responsable de sus propios actos. Tiene claro que a él, al contrario que a Simon, ningún miembro de la Republica Popular China, aunque se hubiera estado muriendo, le hubiera pedido perdón. Lo destacado de las vivencias de Harry Wu era la visión que tenían las personas ante esa situación, pues lo que les ocurría no lo veían como una cosa maligna, ya que no tenían asignado ningún valor a la vida humana y habían renunciado a su propia conciencia y humanidad. Yo ,al igual que Harry Wu ,no hubiera perdonado (no habría llegado hasta tal límite), simplemente por el sufrimiento, las muertes de personas cercanas, las humillaciones o palizas que habría vivido. Aunque no estoy segura de si ese sería mi comportamiento verídico ante esa situación, puesto que no lo he vivido. Es impactante la superioridad de unas personas frente otras simplemente por la raza o ideología que les caracteriza, ya que son capaces de acabar con la vida de miles de personas fácilmente, sin tener ninguna consideración sobre ellas. No entiendo como puede llegar la mente humana hasta tal límite, esas personas deberían ser castigadas siendo victimas de los mismos actos que ellos cometieron.

3 comentarios:

Iván Operé Ferrer dijo...

Yo pienso que no sería una buena manera de castigarles así, por la sencilla razón de que no puedes corregir a una persona que ha cometido una muerte, matándolo a él, me explico, vamos a poner un ejemplo descabellado: si por un supuesto caso mato a tu madre, tú y todos tus familiares en una primera idea querrías que a mí me mataran. Y la pregunta es: ¿Tú crees que matando me a mí vas a solucionar algo? al revés a mí me harías un gran favor ya que no me tendría que pegar el resto de mi vida en la cárcel o en otro sito peor. Por eso a todos los que mataron a miles de millones de personas tras dictaduras y regimenes políticos corruptos, etc. merecen otro castigo que no sea la muerte si no un castigo mas psicológicamente duro, es decir que sufran más en la única vida que tienen y que la han echado a perder.

Bárbara Esteban dijo...

Yo estoy de acuerdo con Iván.Si tu cometes los mismos actos que ellos han llevado a cabo, lo único que haces es comportarte como ellos y, por tanto, perder tu derecho a juzgarles ya que nadie puede ser verdugo y juez a la vez. A demás, si esto conlleva matarlos, no podrían sufrir una condena tan dura como es vivir con el remordimiento de tus actos.

Debby dijo...

Estoy de acuerdo con Ivan y Bárbara. Si cometes un crimen contra un criminal estas comportándote como un auténtico criminal. Una cosa es que decidas perdonarlo o no y otra es hacer lo mismo que anteriormente hizo él. Y luego una persona habiendo hecho eso no puede vivir con una conciencia tranquila, por lo menos yo no podría.