Resumen del capítulo ''El girasol'' del libro ''Los límites del perdón'':
La historia nos da a entender la
triste realidad de la segunda guerra mundial y los campos de concentración a
los que fueron sometidos judíos inocentes desde el punto de vista de un judío.
Nuestro protagonista, Simon Wiesenthal, fue uno de los millones de judíos
atrapados y torturados. A lo largo del capítulo se narra su día a día en el
campo de concentración, a la vez que se da pie a la clave del capítulo.
El capítulo comienza con Simon
reflexionando en su litera sobre el día que acababa de sufrir, poco a poco, se
va avanzando en la historia hasta que llega uno de los momentos importantes del
capítulo, la razón por la cual este se llama ''el girasol''. Dicha razón fue el
momento en el que a Simon lo llevaron a un hospital militar, donde se dio
cuenta por el camino de que las tumbas de los soldados tenían sobre ellas
girasoles, a lo que él pensó que dicho ''lujo'' nunca podría serle otorgado por
no haber podido ser soldado.
Cuando llegó al hospital lo
llevaron rápidamente a una de las habitaciones en la que se encontraba Karl,
soldado alemán gravemente herido en combate. La razón por la que lo llevaron
allí, fue porque Karl quería contarle a un propio judío todas sus injusticias,
crímenes y asesinatos en contra de los judíos. Simon antes de darle el gusto
del perdón, fue a hablarlo con sus compañeros Arthur y Josek. Cuando volvió,
Karl ya había muerto sin ese perdón, con el peso del remordimiento que lo
acompañó hasta la muerte. Karl de todas formas le dejó a Simon sus
pertenencias, a lo que este las rechazó.
Tiempo después acabó la guerra y
Simon fue libre, pero perdió a sus compañeros Arthur y Josek años antes de que
lo soltaran. A Simon le seguía comiendo la cabeza lo que pasó con Karl y
aprovechó para ir a contarle todo lo que su este hizo a su madre, pero cuando
llegó el momento se arrepintió y quiso no contarle nada para dejar la imagen de
Karl intacta ante su madre.
La historia termina pero con el inconveniente
de que Simon no llegó a contar la decisión que tomó respecto a perdonarle o no.
OPINIÓN DE DALAI LAMA:
Dalai Lama defiende que hay que
perdonar pero no olvidar independientemente de lo que uno haga para así evitar
que se vuelva a cometer más veces gracias a la experiencia. Pone como ejemplo
el problema del gobierno chino respecto a la lucha emprendida por el pueblo
tibetano por su libertad, donde los tibetanos nunca consideraron a china como
enemigo por el simple hecho de no considerarlos indignos de mayor consideración;
todo ello, en mi opinión, condicionado por su religión, el budismo.
MI OPINIÓN PERSONAL:
En primer lugar quiero dejar
claro que no estoy de acuerdo con la opinión de Dalai Lama. Discrepo
rotundamente el hecho de que haya que perdonar a alguien pese a lo que haya
hecho, creo que sí se tiene que perdonar a las personas, pero no a toda costa.
Bajo mi punto de vista, el perdón dependería de la gravedad de lo que la
persona haya hecho, de la actitud que esta muestre (arrepentimiento,
indiferencia…) y sobre todo depende de uno mismo, de si alguien esté dispuesto
o no a perdonar a esa persona valorando lo anterior con su propio criterio.
También deduzco que Dalai Lama
tenga este tipo de opinión por estar ‘’condicionado’’ por el budismo. Sí que es
cierto que el Dalai Lama es una persona generosa respecto al perdón por
defecto, pero aun así el budismo les condiciona un poco a los seguidores de
dicha religión, porque fomenta esa idea previamente dicha de que hay que
perdonar pase lo que pase.
De todas formas, que esté en
desacuerdo con ese concepto del ‘’perdón obligatorio’’, no significa que esté
en desacuerdo con todo lo que Dalai Lama ha defendido con la opinión sobre el
texto, porque aunque esté en desacuerdo con eso, el concepto de aprender de los
errores para evitar que se repitan es algo que opino que es imperativo en la
vida de una persona. Yo por mi parte defiendo muchísimo la frase: Quién no
aprende de los errores está condenado al fracaso.
En conclusión, Dalai Lama
perdonaría a Karl por lo que hizo, pero por mi parte, valorando las tres
condiciones que previamente he explicado, no lo perdonaría, porque aunque se muestre
arrepentido, la gravedad del asunto es muy alta, además de que ese
arrepentimiento podría estar condicionado por el simple hecho de evitar una
vida de sufrimiento y remordimientos en el más allá por la creencia religiosa
que tuviese.
1 comentario:
Pienso bastante similar a ti Pedro, ya que es verdad que hay ciertas personas que piensan que la gente cambia su forma de pensar y su forma de actuar, yo personalmente no pienso eso, hay un refrán que refleja mi pensamiento de buena forma: "el que nace lechón, se muere cochino", es decir que personalmente creo que todos cambiamos bastante poco ya que nacemos y durante nuestros primeros años de vida creamos nuestra mentalidad y personalidad, por lo que no la cambiamos con el paso del tiempo. Me gusta pensar que todos alguna vez requerimos de un perdón, pero pienso también que esto tiene un límite, y yo personalmente, no lo perdonaría por tal atrocidad.
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