martes, 2 de marzo de 2021

 

LOS LÍMITES DEL PERDÓN.

Este libro nos habla acerca de un joven judío llamado Simon que se encuentra en un campo de concentración. Allí nos narra todo lo que vive en los campos de concentración, las torturas que les hacían, en las condiciones tan precarias que estaban obligados a vivir y los duros trabajos que tenían realizar. Simon trabaja en los ferrocarriles  del Este junto con sus amigos, Arthur y Josek,  pero un día decidieron cambiarle de trabajo, ahora tenía que ir al instituto tecnológico al que habían convertido en hospital para los soldados heridos. De camino vio tumbas de soldados alemanes, encima de cada una de ellas tenía un girasol, que simbolizaba la vida después de la muerte .

Allí  una enfermera  lo llamó y lo llevo dentro del edificio. Lo condujo a una sala donde se encontraba un hombre agonizando, era un soldado de la SS llamado Karl. La enfermera lo había llevado hasta allí porque el soldado necesitaba contarle los crímenes que  había cometido para que lo perdonase y así morir en paz. Cuando termino de contarle todos los crímenes, el soldado le dijo que si lo perdonaba en nombre de todos los judíos, pero Simon no dijo nada y se fue de la habitación sin responderle.  El suceso que sufrió, le hizo pensar sobre ello, al contarle lo que le había pasado en el hospital a sus amigos, le dijeron que había hecho bien en no responderle. Al día siguiente volvió al hospital, y la misma enfermera le dijo que el soldado había fallecido y lo llamó para darles las pertenencias del soldado pero Simon rechazó quedarse las pertenencias de Karl.

Al tiempo trasladaron a Simon  a Mathausen pero ahora se encontraba solo, ya que sus amigos habían fallecido. Simon una vez fuera recuerda al soldado de la SS y decide buscar a su madre porque quería saber sobre él, la encuentra y  ella le cuenta lo buen hijo que es y que lo quiere mucho por eso, Simon decidió no contarle nada.

En el final del libro Simon se pregunta si tuvo que perdonarlo o no.

 

  Edward H. Flannery

Si le hubiera sucedido a él le gustaría pensar que  lo habría perdonado, y como creyente que es, le habría sugerido que estuviera en paz con Dios, que le pidiera perdón y, aprovechando su situación, que rezara una oración por el descanso de su alma y por la de las víctimas de su comportamiento inhumano.

Mi opinión personal

No es fácil tomar esta decisión ni ponerse en la piel de los judíos que tuvieron las desgracia de soportar un tormento solo por tener una religión diferente, por ello no puedo decir con certeza lo que haría realmente porque en momentos de tanto sufrimiento nos  solemos mover por el rencor y el sufrimiento acumulado pero yo creo que si me hubiera pasado a mí, lo habría perdonado pero sin olvidar nunca lo que hizo y le habría dicho que por mí parte está perdonado pero que no soy yo quien tiene que juzgarlo ni puedo perdonarlo en nombre de todos los judíos, pudiendo así tener la conciencia muy tranquila.

Crítica a  Edward H. Flannery

La decisión de mi autor sin duda es basándose en la religión y al ver que realmente el soldado estaba arrepentido por todas atrocidades que cometió a lo largo de su vida y aunque sea una decisión difícil de tomar, me pasa lo mismo que a mí autor y me gustaría pensar que lo perdonaría aunque no en nombre de todos los judíos, lo haría solo en mi nombre ya que no soy nadie para juzgarlo ni mucho menos para perdonarlo en nombre de todos los judíos por eso estoy totalmente de acuerdo con su opinión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo con tu opinión ya que yo no lo habría perdonado por todas las personas que mató, ya que para mí eso es imperdonable, pero en algo en que estoy totalmente de acuerdo contigo es que ni yo ni Simón somos los que deberíamos perdonarlo o no, eso lo deberían decidir los judíos a los que mató o sus hijos ya que ellos si se vieron directamente afectados por sus crímenes.