LOS LÍMITES DEL PERDÓN.
Este libro nos habla acerca de un
joven judío llamado Simon que se encuentra en un campo de concentración. Allí
nos narra todo lo que vive en los campos de concentración, las torturas que les
hacían, en las condiciones tan precarias que estaban obligados a vivir y los
duros trabajos que tenían realizar. Simon trabaja en los ferrocarriles del Este junto con sus amigos, Arthur y
Josek, pero un día decidieron cambiarle
de trabajo, ahora tenía que ir al instituto tecnológico al que habían
convertido en hospital para los soldados heridos. De camino vio tumbas de soldados
alemanes, encima de cada una de ellas tenía un girasol, que simbolizaba la vida
después de la muerte .
Allí una enfermera
lo llamó y lo llevo dentro del edificio. Lo condujo a una sala donde se
encontraba un hombre agonizando, era un soldado de la SS llamado Karl. La
enfermera lo había llevado hasta allí porque el soldado necesitaba contarle los
crímenes que había cometido para que lo
perdonase y así morir en paz. Cuando termino de contarle todos los crímenes, el
soldado le dijo que si lo perdonaba en nombre de todos los judíos, pero Simon
no dijo nada y se fue de la habitación sin responderle. El suceso que sufrió, le hizo pensar sobre
ello, al contarle lo que le había pasado en el hospital a sus amigos, le dijeron
que había hecho bien en no responderle. Al día siguiente volvió al hospital, y
la misma enfermera le dijo que el soldado había fallecido y lo llamó para
darles las pertenencias del soldado pero Simon rechazó quedarse las
pertenencias de Karl.
Al tiempo trasladaron a
Simon a Mathausen pero ahora se
encontraba solo, ya que sus amigos habían fallecido. Simon una vez fuera
recuerda al soldado de la SS y decide buscar a su madre porque quería saber
sobre él, la encuentra y ella le cuenta
lo buen hijo que es y que lo quiere mucho por eso, Simon decidió no contarle
nada.
En el final del libro Simon se
pregunta si tuvo que perdonarlo o no.
Edward
H. Flannery
Si le hubiera sucedido a él le
gustaría pensar que lo habría perdonado,
y como creyente que es, le habría sugerido que estuviera en paz con Dios, que
le pidiera perdón y, aprovechando su situación, que rezara una oración por el
descanso de su alma y por la de las víctimas de su comportamiento inhumano.
Mi opinión personal
No es fácil tomar esta decisión
ni ponerse en la piel de los judíos que tuvieron las desgracia de soportar un
tormento solo por tener una religión diferente, por ello no puedo decir con
certeza lo que haría realmente porque en momentos de tanto sufrimiento nos solemos mover por el rencor y el sufrimiento
acumulado pero yo creo que si me hubiera pasado a mí, lo habría perdonado pero
sin olvidar nunca lo que hizo y le habría dicho que por mí parte está perdonado
pero que no soy yo quien tiene que juzgarlo ni puedo perdonarlo en nombre de
todos los judíos, pudiendo así tener la conciencia muy tranquila.
Crítica a Edward H. Flannery
La decisión de mi autor sin duda
es basándose en la religión y al ver que realmente el soldado estaba
arrepentido por todas atrocidades que cometió a lo largo de su vida y aunque
sea una decisión difícil de tomar, me pasa lo mismo que a mí autor y me
gustaría pensar que lo perdonaría aunque no en nombre de todos los judíos, lo
haría solo en mi nombre ya que no soy nadie para juzgarlo ni mucho menos para
perdonarlo en nombre de todos los judíos por eso estoy totalmente de acuerdo
con su opinión.
1 comentario:
No estoy de acuerdo con tu opinión ya que yo no lo habría perdonado por todas las personas que mató, ya que para mí eso es imperdonable, pero en algo en que estoy totalmente de acuerdo contigo es que ni yo ni Simón somos los que deberíamos perdonarlo o no, eso lo deberían decidir los judíos a los que mató o sus hijos ya que ellos si se vieron directamente afectados por sus crímenes.
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