Resumen:
Este libro cuenta
la historia de Simon Wiesenthal, un judío que vive la época Nazi de la Segunda
Guerra Mundial en un campo de concentración de Lemberg. Desde allí el
protagonista narra todo lo que soporta en su día a día, desde las terribles torturas,
hasta la poca esperanza que tiene de sobrevivir.
En un día de
trabajo, el protagonista es enviado por los SS a trabajar en el Instituto
Tecnológico (donde él solía estudiar) para descargar grandes contenedores con
restos de operaciones quirúrgicas.
En el trayecto al
sitio de trabajo, Simon nos cuenta cómo le llaman la atención unos girasoles
que reposan en las tumbas de los difuntos soldados alemanes.
Cuando llega al
hospital, una enfermera llama su atención ofreciéndole comida, Simon la sigue,
y termina en una cámara de muerte delante de un soldado Nazi, que espera allí
la llegada de su final.
Kart se confiesa
ante el Judío de una forma tan arrepentida, que deja a Simon perplejo, ya que
él mismo esta viviendo todas esas atrocidades en primera persona. Tras contarle
todo el crímenes, sufrimientos y humillaciones que ha hecho pasar a los Judíos,
termina su historia pidiendo perdón para poder morir en paz. El protagonista se
marcha en su respuesta y recibe de sus compañeros una aprobación, diciéndole que
había hecho lo correcto, ya que no hablaba en nombre de todo el resto de Judíos
para perdonarlo. Al día siguiente, la enfermera le comunica la muerte del
soldado y le entrega todas su pertenencias, dejándole como recado entregárselas
a su madre.
Una vez que sale
del campo de concentración, Simon va a buscar a la madre de Kart para entregar
las cosas de su hijo, pero se marcha de allí sin confesarle los verdaderos
crímenes que su hijo cometió.
Termina el libro
dejando una pregunta en el aire, ¿perdonaríamos nosotros a Kart?
Autor- Harry James
Cargas
Harry nos plantea
una pregunta muy sencilla para llegar a una respuesta más que evidente.
¿Deberíamos perdonar a Adolf Hitler? Para él, el perdón también puede ser
malinterpretado. Cree que cuando perdonas se sitúas por encima del otro,
haciendo que la otra persona quede en deuda con él. “¿Quién soy yo para
perdonar?” ¿Tenemos valor para hacerlo? El perdón no depende de nadie, el
perdón hay que ganárselo. Harry James Cargas deja el acto de perdonar a Karl en
manos de Dios, para que este se apiade de su alma.
Mi opinión
Coincido en muchos aspectos con mi
autor. El hecho de perdonar no depende de nadie, hay que ponerse en la piel del
otro para tú mismo llegar a la conclusión de si te mereces ese perdón o no.
Yo plantearía la pregunta a Kart de
que si pudiese retroceder al pasado hubiese hecho las cosas de la misma manera.
El perdón a ese soldado solo podrían
dárselo aquellos judíos a los que asesinó, ya que siendo los únicos que
vivieron las humillaciones de ese soldado tendrían el derecho a decidir si
hacerlo o no. Aunque Kart estuviese arrepentido de lo sucedido…lo hecho, hecho
está. Podría haberse planteado el error que estaba cometiendo antes de lanzar
la granada a aquella casa repleta de familias judías, familias inocentes que ni
siquiera tuvieron oportunidad de preguntar a aquellos soldados el por qué de
esa masacre. Pienso que solo pedía perdón para poder
tranquilizar su conciencia y así morir en paz. Simon hizo bien en dejar la
respuesta en el aire, ya que el soldado se sentiría así en la misma situación
de ignorancia y desprecio que los judíos soportaban todos los días. Llenos de
preguntas, sin respuestas y a la espera de su muerte, con la única diferencia de
que Kart ya se había hecho responsable de muchas de ellas.
3 comentarios:
Si todo el mundo pensara las cosas antes de actuar, no se hubieran producido tantas atrocidades. Nadie cometería errores, nadie tendría que pedir perdón. Lamentablemente, somos humanos de carne y hueso. Erramos y nos equivocamos, tomamos vías sin salida que nos deparan a lugares sinuosos. La única solución una vez adentrados en el camino equivocado, es saber retroceder, volvernos a mirar atrás y aprender a no volver por ese sendero. Todos merecemos el perdón, a todos nos gustaría ser perdonados. ¿Nunca has cometido fallos? ¿Nunca has pedido perdón, con la esperanza puestas en las palabras procedentes de la boca de otra persona? Estoy de acuerdo contigo en que hay ser empáticos con los que aclaman tu perdón, pero no solo por el hecho de ponerte en su situación. En mi opinión, la empatía debería basarse en ponerte en su situación, claro, pero tambiém analizar sus actos y comprender que, aun habiéndose equivocado, estás arrepentido, está pidiendo perdón en su lecho de muerte. Karl tomó un camino que creía el correcto, y se equivocó. Su principal problema es que se dio cuenta cuando ya su fallo había costado la vida de muchas personas. Aun así, todos merecemos una oportunidad, todos merecemos equivocarnos y poder ser perdonados, aunque el perdón realmente reside en nosotros mismos y en nuestra conciencia.
Estoy totalmente de acuerdo, una persona que hace un daño tan grande a otra persona solo por el caso de que sea de otra religión no se merece un perdón, si el no hubiese querido no hubiera matado a tantas millones de personas, no sirve pedir perdón solo porque te hayas "arrepentido" o te hayas dado cuenta de lo mal que has echo las cosas para quedar con la conciencia tranquila
Yo pienso que esa persona a cometido muchos errores, que no deben perdonarse ni permitir que se vuelvan a cometer, pero yo creo que debería ser perdonado porque todos cometemos errores y todos nos merecemos que nos perdonen si nos arrepentimos de los actos malos que hemos cometido. Por eso pienso que ese hombre debe ser perdonado antes de morir.
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