viernes, 3 de marzo de 2017

Los límites del perdón- "El girasol" Lola Rabadán, 1ºC


Resumen:
Este libro cuenta la historia de Simon Wiesenthal, un judío que vive la época Nazi de la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración de Lemberg. Desde allí el protagonista narra todo lo que soporta en su día a día, desde las terribles torturas, hasta la poca esperanza que tiene de sobrevivir.
En un día de trabajo, el protagonista es enviado por los SS a trabajar en el Instituto Tecnológico (donde él solía estudiar) para descargar grandes contenedores con restos de operaciones quirúrgicas.
En el trayecto al sitio de trabajo, Simon nos cuenta cómo le llaman la atención unos girasoles que reposan en las tumbas de los difuntos soldados alemanes.
Cuando llega al hospital, una enfermera llama su atención ofreciéndole comida, Simon la sigue, y termina en una cámara de muerte delante de un soldado Nazi, que espera allí la llegada de su final.
Kart se confiesa ante el Judío de una forma tan arrepentida, que deja a Simon perplejo, ya que él mismo esta viviendo todas esas atrocidades en primera persona. Tras contarle todo el crímenes, sufrimientos y humillaciones que ha hecho pasar a los Judíos, termina su historia pidiendo perdón para poder morir en paz. El protagonista se marcha en su respuesta y recibe de sus compañeros una aprobación, diciéndole que había hecho lo correcto, ya que no hablaba en nombre de todo el resto de Judíos para perdonarlo. Al día siguiente, la enfermera le comunica la muerte del soldado y le entrega todas su pertenencias, dejándole como recado entregárselas a su madre.
Una vez que sale del campo de concentración, Simon va a buscar a la madre de Kart para entregar las cosas de su hijo, pero se marcha de allí sin confesarle los verdaderos crímenes que su hijo cometió.
Termina el libro dejando una pregunta en el aire, ¿perdonaríamos nosotros a Kart?

Autor- Harry James Cargas
Harry nos plantea una pregunta muy sencilla para llegar a una respuesta más que evidente. ¿Deberíamos perdonar a Adolf Hitler? Para él, el perdón también puede ser malinterpretado. Cree que cuando perdonas se sitúas por encima del otro, haciendo que la otra persona quede en deuda con él. “¿Quién soy yo para perdonar?” ¿Tenemos valor para hacerlo? El perdón no depende de nadie, el perdón hay que ganárselo. Harry James Cargas deja el acto de perdonar a Karl en manos de Dios, para que este se apiade de su alma.

Mi opinión
Coincido en muchos aspectos con mi autor. El hecho de perdonar no depende de nadie, hay que ponerse en la piel del otro para tú mismo llegar a la conclusión de si te mereces ese perdón o no.
Yo plantearía la pregunta a Kart de que si pudiese retroceder al pasado hubiese hecho las cosas de la misma manera.
El perdón a ese soldado solo podrían dárselo aquellos judíos a los que asesinó, ya que siendo los únicos que vivieron las humillaciones de ese soldado tendrían el derecho a decidir si hacerlo o no. Aunque Kart estuviese arrepentido de lo sucedido…lo hecho, hecho está. Podría haberse planteado el error que estaba cometiendo antes de lanzar la granada a aquella casa repleta de familias judías, familias inocentes que ni siquiera tuvieron oportunidad de preguntar a aquellos soldados el por qué de esa masacre. Pienso que solo pedía perdón para poder tranquilizar su conciencia y así morir en paz. Simon hizo bien en dejar la respuesta en el aire, ya que el soldado se sentiría así en la misma situación de ignorancia y desprecio que los judíos soportaban todos los días. Llenos de preguntas, sin respuestas y a la espera de su muerte, con la única diferencia de que Kart ya se había hecho responsable de muchas de ellas.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Si todo el mundo pensara las cosas antes de actuar, no se hubieran producido tantas atrocidades. Nadie cometería errores, nadie tendría que pedir perdón. Lamentablemente, somos humanos de carne y hueso. Erramos y nos equivocamos, tomamos vías sin salida que nos deparan a lugares sinuosos. La única solución una vez adentrados en el camino equivocado, es saber retroceder, volvernos a mirar atrás y aprender a no volver por ese sendero. Todos merecemos el perdón, a todos nos gustaría ser perdonados. ¿Nunca has cometido fallos? ¿Nunca has pedido perdón, con la esperanza puestas en las palabras procedentes de la boca de otra persona? Estoy de acuerdo contigo en que hay ser empáticos con los que aclaman tu perdón, pero no solo por el hecho de ponerte en su situación. En mi opinión, la empatía debería basarse en ponerte en su situación, claro, pero tambiém analizar sus actos y comprender que, aun habiéndose equivocado, estás arrepentido, está pidiendo perdón en su lecho de muerte. Karl tomó un camino que creía el correcto, y se equivocó. Su principal problema es que se dio cuenta cuando ya su fallo había costado la vida de muchas personas. Aun así, todos merecemos una oportunidad, todos merecemos equivocarnos y poder ser perdonados, aunque el perdón realmente reside en nosotros mismos y en nuestra conciencia.

Unknown dijo...

Estoy totalmente de acuerdo, una persona que hace un daño tan grande a otra persona solo por el caso de que sea de otra religión no se merece un perdón, si el no hubiese querido no hubiera matado a tantas millones de personas, no sirve pedir perdón solo porque te hayas "arrepentido" o te hayas dado cuenta de lo mal que has echo las cosas para quedar con la conciencia tranquila

Unknown dijo...

Yo pienso que esa persona a cometido muchos errores, que no deben perdonarse ni permitir que se vuelvan a cometer, pero yo creo que debería ser perdonado porque todos cometemos errores y todos nos merecemos que nos perdonen si nos arrepentimos de los actos malos que hemos cometido. Por eso pienso que ese hombre debe ser perdonado antes de morir.