lunes, 6 de marzo de 2017

El girasol

Este libro trata sobre los campamentos nazis y los pobres judíos que eran prisioneros destinados para morir. La obra la cuenta un joven llamado Simon, que por lo menos a mi me pone la piel de gallina. Simon dentro de las trincheras o el barracón tenía dos amigos, los cuales eran Arthur y Josek. Los tres eran Judíos aunque el más creyente de los tres era Josek. Los nazis pegaban a los Judíos que eran esclavos que esperaban su muerte sin ninguna esperanza. Todos los días trabajaban explotados y comían muy poco y de mala calidad. En aquella época mandaban los rusos. Todo esto pasaba en un pueblo llamado Lemberg.

Los askaris eran como los jefes de los judíos, si veían a algún judío que no cumplía las normas lo mataban sin pensarlo. Un día los askaris hicieron grupos y separaron a Simon de sus compañeros Arthur y Josek. Lo separaron porque cada uno tenía ahora un nuevo destino para su trabajo y después del trabajo todos volverian al barracón, en todas las caminatas se veían a los judíos cantar, no porque quisieran, si no porque eran obligados por los askaris. Ese día yendo de camino a trabajar, cruzaron por enfrente de un cementerio, cada tumba tenía un girasol brillante, esto le llamó demasiado la atención a Simon que no lo olvidaría jamás. El pensaba que hasta los muertos tenían mas vida que ellos, parecía como si los girasoles se relacionaran con ellos y le dieran luz, cosa que con el no pasaría porque cuando muriera lo enterrarian en una fosa común y no tendría un girasol en su tumba si no que derrocharian miles de cuerpos más de judíos por encima de él. Antes de ser prisionero Simon había estudiado y era arquitecto . Todo esto antes de que los rusos acabaran con todos ellos, Cuando iban por las calles de camino al trabajo miraba a las personas que hacían vida normal para ver si conocía a alguno del colegio. Ese día lo llevaron a un lugar que le resultaba muy familiar, donde él estudió. Pero ya no era un centro de estudio si  no donde llevaban a los heridos para que murieran.

El trabajo que le asignaron a el y a sus compañeros era de limpiar los contenedores que tenían todo tipo de cosas relacionado con enfermos, sangre... Había muchos contenedores. Una enfermera se le acercó y lo llevo hacia un lugar, todos los pasillos reconocía ya que estudió allí.

Lo llevo hacia una sala donde habitaba un hombre a punto de morir, estaba totalmente vendado y se le veían manchas amarillas. La enfermera los dejo solos y se quedó vigilando en la puerta, Simon no entendía lo que pasaba y se quería ir. Este hombre empezó a narrar su historia. En resumen era un nazi que había matado a muchas personas pero el decía que no era así. Le contó todo sobre su familia, tenía una carta que contenía una dirección. Se instalo en las Juventudes Hitlarianas aunque a sus padres nunca les gusto esto. Mató a muchos judios y no quería morir con eso dentro sin que le perdonasen. Le contó una historia con un niño al que llamó Eli. Un niño inocente como todos. En fín, la enfermera trajo a Simon hasta aquí porque este hombre de 21 años iba a morir y no podía morir tranquilo sin el perdón de un judío. Cuando este hombre le pedió perdón, Simon conmocionado con lo sucedido abandono la sala sin respuesta.

Al llegar al barracón le contó la historia a sus amigos Arthur y Josek. Josek le dijo que había echo bien en hacer eso. Con Josek se podían hablar las cosas más que con Arthur. Al día siguiente Simon partía pensativo hacia el trabajo viendo de nuevo esos girasoles. Ese día la enfermera fue en su busca aunque no quería que sucediera lo mismo. Lo encontró y le dijo que el hombre había muerto y le dejo todas sus pertenencias a él menos un reloj que era para su madre. Simon las rechazó. Al encuentro con sus amigos les contó lo sucedido y Josek dijo de nuevo que lo había echo bien.

Al cabo de 2 años Arthur y Josek ya habían muerto pero el seguía vivo esperando su muerte. Ya no estaba en el lugar de antes sin no en una camara de gas para los que iban a morir. Con el sse encontraban muchos más judios aunque caían como moscas por su mala salud. Al final fueron liberados y Simon también.

Un dia fue a la direccion que ponía en el papel porque se acordaba, la ciudad era Stuttgart, Era un casa casi sin vida en un barrio muerto. Llamó a la puerta y abrió una anciana, era viuda y si era la madre del hombre. Se presento alli para decirle que conocía a su hijo y que le habló de ella. La anciana le habló todo sobre su hijo y el escuchaba atentamente, Cogió un cuadro y contempló la foto del hombre ya que no lo pudo ver por las vendas. La madre habló maravillas de él pero entonces Simon para no dañarla más no le conto todo lo que él le había contado y se quedó con eso para él.

La conclusión final y con la que se quedó Simon para toda su vida era... ¿Perdonarías a un nazi por todo lo que ha echo y familias que ha destruido por muy arrepentido que esté?  Piénsalo bien, todos somos personas pero tampoco deberiamos de ser tontos...

Opinió del autor Theodore M.Hesburg

 Este sacerdote dice que quién es el para aconsejar a uno de otra religión sobre lo que debe de hacer. Ya que es un sacerdote dice que lo perdonaría ya que es su trabajo, todos lo días perdona a personas que han echo cosas que no están bien pero como dios lo perdonaría todo pues, en este caso, el hace lo mismo, perdona a todo aquel que vaya a confesarse al seminario pero también perdonaría a este nazi, porque el lo que hace siempre es perdonar. Aunque el dice que es fácil tomar el la decisión, pero que si fuera Simon como lo ha vivido pues la cosa cambiaría y no sería igual de fácil aunque tambíen cree que sería capaz de perdonarle.


Mi opinión

Bueno para empezar esta decisión es muy difícil para mi, imaginate para Simon... Pero he llegado a la conclusión de que no lo perdonaría. Todos somos personas pero en este cuento se ha demostrado que algunos son mas personas que otros por desgracia. El hombre que pide perdón ya que ve cerca su final ha comenzado a recapacitar y a ver las cosas de otra manera, dandose cuenta de que todo lo que ha echo está muy muy mal. De todo esto se debería de haber dado cuenta antes, el lo hizo porque quiso, nadie le obligó. Imaginate que ahora nuestro país hace lo mismo y mi familia y yo somos judíos, ¿Crees que perdonaría a alguien que está en la misma situación que ese hombre? Habiendo matado a miembros de mi familia.. Sin dudarlo no tendría compasión con él igual que el no la tubo en su momento. Debemos saber perdonar si, pero también debemos de hacer justicia sin hacer daño físico, con no contestar o simplemente decir que no sería suficiente. Con esto quiero decir que debemos aprender a ser duros con quien se lo merece, seguramente que nosotros hemos sufrido mucho más que aquel que se acerca pidiendo perdón. Sin ninguna duda, no perdonaría a una persona que tuvo tanta sangre fría en su momento, sin tener como he dicho antes, compasión con lo que hizo.


MARIO CHICA ARCAS

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo contigo, si esto ocurriera con nuestras familias, difícilmente perdonaríamos a este tipo de personas, aunque se arrepintieran. Además, como tú bien dices, tampoco sería lo correcto rebajarse a su nivel, castigándolo con daños físicos.

Unknown dijo...

La verdad es que no estoy del todo de acuerdo con tu opinión. Tú no tendrías derecho alguno a perdonar o negar el perdón del daño que esa persona ha hecho a otros, ya que ese daño no ha recaído sobre ti, o no por lo menos directamente. El mismo Karl nos cuenta que por las noches tenía pesadillas, realmente es una persona digna de lástima aunque parezca difícil verlo: el nazismo le destrozó la vida a él también al igual que a otros jóvenes que se alistaron porque "les lavaron la mente". Realmente pienso que el perdón es algo muy personal, nadie sabe lo que haría en esa situación, seguramente no lo perdonaríamos... Sin embargo sigo pensando que el joven soldado es otra víctima como cualquier judío y que quizás, no tuviera tanta sangre fría como tú dices.