LOS LÍMITES DEL PERDÓN
En este libro se cuenta la historia de
un prisionero judío que vivía en un campo de concentración. El
protagonista, llamado Simon se enfrentaba a su dura vida junto a sus
compañero Josek y su amigo desde la infancia Arthur. Simon trabajaba
en el ferrocarril pero fue trasladado a un hospital militar. Este
hospital era el antiguo instituto tecnológico donde el había
estudiado. De camino a su nuevo trabajo divisó un cementerio de
soldados nazis el que había plantado girasoles.
Al llegar, una enfermera, le preguntó
si era judío y le pidió que le acompañara a una sala.
Allí encontró a un joven vendado y
sin posibilidad de movimiento que quería contarle la historia de su
vida. Le confesó que mató a muchos judíos resaltando una historia
en concreto:en un edificio lleno de judíos en llamas , justa en la
planta más alta, una familia compuesta por un padre una madre y un
hijo saltaron por la ventana para acabar rápido con su sufrimiento,
pero en su mente quedo grabada la imagen del niño y nunca pudo
olvidarlo. Por culpa de esto, una especie de granada explotó a su
lado dejándolo como estaba en estos momentos. Pero a pesar de que
Simon se quiso ir mucha veces se quedó hasta al final. Cuando
terminó la historia se marchó sin da respuesta alguna volviendo a
su puesto de trabajo.
Por la noche al volver al campo de
concentración le contó todo a sus amigos y estos estaban de acuerdo
en que no debía perdonarlo.
Al día siguiente volvió al hospital
con miedo. De nuevo, la enfermera lo condujo hacia un almacén y allí
le dijo que el hombre había fallecido y le dejaba todas sus
pertenecía. El se negó a aceptarlas y le dijo que se las enviara a
su madre.
Pasaron dos años. Sus dos amigos
murieron en el campo y a él lo trasladaron al bloque 6 donde
residían los prisioneros que no servían para trabajar en el campo.
Pasaron cuatro años y terminó la
guerra. Simon recordó la dirección de la madre del soldado
moribundo y fue a visitarla. Era pobre y viuda. Ella estaba
orgullosa de su hijo y lo único que le ayudaba a seguir con su vida
era el recuerdo de su hijo y su marido. No quería hacerle sufrir y
por ello no le contó la verdad. Salió de la casa y seguía
preguntándose si le debía o no haber perdonado.
AUTOR: ERICH H. LOEWY
El autor comenta que solo alguien que
haya pasado por la misma situación que el protagonista, puede
comprenderla. Según él los papeles de agresor y víctima se pueden
cambiar en cualquier momento, ya que cuando el soldado moribundo le
cuenta su historia, él pasa a ser el débil.
Aunque el soldado estaba débil Simon
le tenía miedo porque el soldado en cualquier momento podía llamara
a su ejército, es decir tiene el apoyo de los más fuertes. Por ello
el prisionero judío, escuchó su historia hasta el final. Para Erich
se dan muy pocos detalles sobre los aspectos humanos de la situación.
El ejemplo de Simon, es un ejemplo de la aceptación humana y de la
compresión.
A pesar de las circunstancias todos
somos humanos. A pesar de que el soldado era católico no se confiesa
a un cura, sino a un judío. Decide buscar el perdón en una persona
judía, que represente a todos los judíos. Su madre estaba orgullosa
de su hijo. Simon eligió sabiamente esconder la verdad y no contarle
que su hijo había cometido crímenes. La razón implica que el
sufrimiento del soldado era merecido y que Simon lo tratara de una
forma inhumana. Gracias a la razón Simon no le contó nada a la
madre. El autor no puede afirmar que el comportamiento de Simon fuera
equivocado.
Opinión personal
Respecto a la conclusión de mi autor
estoy en contra ya que aunque todos seamos iguales hay actos que no
merecen el perdón. Yo no lo perdonaría porque para mí el soldado
está pasando por circunstancias parecidas a la de los judíos y el
ahora el está pasando por una situación parecida. Por otra parte el
ha sido el que eligió convertirse en soldado a pesar de formar parte
de una familia en contra de esas ideas.
TRIANA MARTÍN BLANCO
LOS LÍMITES DEL PERDÓN
En este libro se narra la historia de
la vida de un prisionero judío llamado Simon en un campo de
concentración.
El protagonista es arquitecto y dentro
del campo tiene dos amigos: Josep y Arthur.
Josep es muy religioso y Arthur es un
amigo de la infancia, abogado y escritor.
Un día a el protagonista lo llevan a
otro trabajo fuera del campo, anteriormente trabajaba en el
ferrocarril. Este nuevo trabajo se encuentra en el antiguo Instituto
Tecnológico donde el protagonista estudió. De camino allí,
divisaba como le miraban los transeúntes y un cementerio donde
estaban enterrados soldados nazis, sobre cada tumba había un girasol
plantado, el protagonista envidia el no poder tener un girasol en la
suya cuando muera, ya que consideraba que este girasol era como un
medio mediante el cual los muertos, se encontraban todavía, en
contacto con el exterior.
Cuando el prisionero llega al Instituto
Tecnológico, recuerda su etapa como estudiante, en la que tanto los
maestros, como estudiantes discriminaban a los judíos y hasta
aprobaron el “ día sin judíos” en el que se aprovechaba para
fijar fechas de exámenes.
Ahora este instituto era el nuevo
hospital militar, donde atendían a soldados nazis.
Les llevaron allí para trabajar
descargando contenedores de la basura procedente del hospital.
Pero a él, una enfermera lo lleva
hasta una habitación dónde se encuentra un soldado nazi moribundo,
llamado Karl. Se encontraba vendado, con manchas amarillentas en
ellas, en muy mal estado, además, estaba muy débil y había perdido
la vista. El protagonista y el herido no se conocían anteriormente.
El soldado le había llamado para contarle la historia de su vida,
tenía 21 años y sabía que le quedaba poco para morir. El
prisionero no entendía nada, pero se quedo a escucharlo.
El moribundo alemán le contó que
había tenido una infancia basada en la religión católica, pero
cuando era un adolescente entro a pertenecer a la organización
Juventudes Hitlerianas, donde formaban a los muchachos ideológica,
política y militarmente. Sus padres no tenían esas ideologías.
Pero el suceso que realmente le
atormentaba era cuando un día, observo como encerraron a muchos
judíos en un edificio de tres plantas y le prendían fuego. Desde
una ventana pudo observar a un padre con su hijo pequeño en brazos,
y al lado a la madre del niño. Los tres saltaron por la ventana y él
les disparó. Esta imagen, en especial la del niño fue la que marcó
al soldado. Su mal estado actual se debía a que mientras estando a
punto de dispara, un día se quedó como en trance ya que se le vino
a la cabeza la imagen de aquel pequeño y su familia. En ese momento
estalló una bomba a su lado y le dejo ciego y en el estado actual en
el que se encontraba.
Varias veces el protagonista había
sentido ganas de marcharse mientras oía el relato, pero el enfermo
le agarraba la mano con fuerza, le suplicaba que no lo hiciese y se
quedase hasta que terminase. Además el prisionero judío, mientras
lo escuchaba se iba acordando de varios episodios de su vida, como
por ejemplo, de un niño llamado Eli, de 6 años, al que conocía del
gueto donde el protagonista vivió durante un tiempo antes de estar
en el campo de concentración. También recordaba momentos horribles
vividos dentro del campo.
Cuando el moribundo terminó su relato
le pidió que le perdonara por su crimen. Aquel soldado buscaba a
cualquier judío que le escuchara y le perdonara, era su última
voluntad. Pero el judío salió de allí sin responderle.
El protagonista vuelve a el campo de
concentración allí le cuenta todo lo ocurrido a sus dos amigos
Arthur y Joseph, los dos coinciden en que ha echo bien en no
perdonarle.
Ya que ¿ quien era él para perdonar
un crimen a otra persona?. El prisionero judío no deja de pensar en
la historia contada por el alemán. Al día siguiente aunque el no
quiere tiene que volver al hospital, la enfermera le vuelve a llamar,
le dice que el soldado ha muerto durante la noche y le entrega sus
pertenencias, ya que el fallecido se lo comunicó a la enfermera. Tan
solo dejo un reloj con la dirección de su madre. Pero el judío no
lo acepto y le dijo a la enfermera que le enviara todo a su madre.
Pasan 2 años, los dos amigos del
protagonista mueren en el campo de concentración.
Este al final acaba en un bloque donde
se encuentran ya judíos que no trabajan estaban allí para ser
asesinados, morían unos, dejaban camas libres y llegaban otros.
Al final el protagonista consigue
salvarse. La guerra había terminado.
Cuando ya han pasado 4 años desde la
historia que le había contado aquel moribundo, lo recordó. Todavía
se preguntaba si debía haberlo perdonado o no.
Todavía recordaba la dirección de
donde vivía la madre del fallecido. Decidió visitarla. Cuando llegó
a la casa donde vivía la mujer, se encontró con una anciana viuda.
La mujer era muy agradable, vivía sola
y era pobre. Le enseñó una foto de su único hijo Karl ( el soldado
moribundo). Le contó que era un estudiante modélico y un buen
muchacho, pero que cuando entro en Juventudes Hitlerianas cambió y
su padre dejo prácticamente de hablarle. El protagonista no se
atreve a contarle la verdad, solo le dijo que su hijo antes de morir
le había comunicado que la visitará y le enviará saludos. El judío
no quería que aquella pobre anciana sufriera, ella se sentía
orgullosa de su hijo y lo único que tenía era su recuerdo y el de
su marido.
El protagonista salió de allí y
todavía se preguntaba si aquel hombre era como cualquier despiadado
nazi o si era una excepción. Además seguía preguntándose si
debía o no haberle perdonado.
AUTOR: DOROTHEE SOELLE
La autora resalta las dos preguntas que
se hizo Simon. Por un lado no lo podía perdonar, ya que había
matado a personas judías y por otro lado necesitaba perdonarlo
porque advertía su arrepentimiento sincero. La autora si perdonaría
a el soldado nazi debido a que es católica y alemana.
Dorothee nos explica un episodio de su
vida para que comprendamos su postura: Ella admiraba a un profesor
suyo y con el paso de los años se entera de que había sido nazi.
Quiso conocer los detalles y le preguntó porque lo había echo. Éste
se arrodillo, comenzó a llorar y le suplicó.
Dorothee se sintió en la misma
situación que Simon frente a el soldado. Ella le perdonó y juntos
comenzaron a rezar. Para ella no existe tiempo o lugar donde la
liberación no sea posible. Según la autora para el soldado nazi el
perdón representa una liberación de sus malos actos, al igual que
para la madre desconocerlos. Después de esta situación la autora
duda si ella perdonaría o no a el soldado.
opinión personal:
A diferencia de mi autor, yo no le
perdonaría ya que a pesar del arrepentimiento que siente el soldado,
los malos actos y el sufrimiento ya ha sido cometido. Además el
soldado nazi elige cometer el mal y no es obligado a ello. También
pienso que una persona no tiene derecho a perdonar el daño causado a
otras personas.
MARÍA CORRAL DELGADO