EL GIRASOL
RESUMEN
El protagonista del relato,
ingeniero de profesión, convive en un
campo de concentración en la Europa de la Segunda Guerra Mundial, junto a otros
presos, entre ellos, sus amigos Artur y Josek, hombre sensible y religioso,
este último.
En ese ambiente de guerra y
represión, en sus conversaciones nocturnas llegan a plantearse que “Dios está
de permiso”, al permitir las enormes injusticias que estaban padeciendo y
conociendo, de la mano del hombre, llegando a afirmar: “vivimos en un mundo al
que Dios ha abandonado”.
Uno de los días, el protagonista,
Simón, fue elegido, junto con otros cincuenta prisioneros, para realizar
trabajos fuera del campo de concentración, concretamente en el Instituto
Tecnológico, el mismo en el que se formó el protagonista, convertido en tiempos
de guerra en Hospital de la Reserva.
Durante el trayecto se sentían
observados por el resto de personas que vivían en libertad, sintiéndose
condenados. Al protagonista llama la
atención un cementerio que hay en el camino, donde eran enterrados los soldados
alemanes. Sobre cada tumba había plantado un girasol. Simon sentía que gracias
al girasol los soldados fallecidos, recibían luz y mensajes. Y envidió a los
soldados muertos. Presagiando su pronta muerte, decía: ”ningún girasol traerá
luz a mi oscuridad”.
Llegados al Instituto Tecnológico
los pusieron a trabajar. Durante el trabajo se acercó una enfermera al
protagonista y le preguntó que si era judío.
Al responder afirmativamente le pidió que lo acompañara al interior de,
lo que ahora se había convertido en Hospital de la Reserva. Después de una
tensa espera la enfermera lo hizo pasar al interior de una habitación y salió.
En el interior solo se divisaba la figura
de un individuo sobre un lecho, totalmente vendado a excepción de manos,
boca, nariz y orejas.
El enfermo, moribundo, resultó ser Karl, un joven voluntario de las
S.S. Necesitaba contarle algo terrible
ocurrido hacía un año. Había cometido un crimen. Lo puso en antecedentes de su
infancia. Su padre, social demócrata convencido. Su madre, profundamente
religiosa, lo había educado en la religión católica. Pero durante su juventud
se afilió a las Juventudes Hitlerianas y al entrar en guerra, a las S.S. En las
S.S. entró en combate.
Un día, ocupando Dnepropetrowsk, en
plena guerra, recibieron una orden. Introdujeron a 150/200 judíos, entre los que se
encontraban muchas mujeres, niños y ancianos en un edificio, junto con bidones
de gasolina. Cerraron la puerta, e introdujeron granadas por las ventanas, quedando
todo el edificio en llamas. Los supervivientes saltaban por las ventanas y Karl
y sus compañeros los remataban disparándoles. Pero hubo una familia y
especialmente un niño a los que Karl abatió y que causaron en esta gran
sensación de angustia.
Simon, a su vez recordaba a los
niños que fallecían en el campo de concentración como consecuencia de las
atrocidades de los miembros de las S.S.
Desde el primer momento ese
episodio aturdía a Karl.
Días después, en un lance en otra
batalla, se encontraba agarrotado, recordando a las familias acribilladas, y le
resultaba imposible disparar y resultó herido, lo que lo postró en esa cama de
hospital, moribundo.
De niño creía firmemente en Dios, y
llegado su momento final… tenía necesidad de lavar su conciencia.
Sin embargo Simon no pudo decir
nada y sencillamente salió de la habitación. Volvió con sus compañeros al Campo
de Concentración y le aturdía su propia actitud, al haberse limitado a escuchar
a Karl y salir de la habitación sin otorgar el consuelo pretendido.
Al día siguiente al volver al
Hospital la enfermera lo volvió a llamar. Karl había fallecido la noche anterior
y había pedido que se le entregaran sus cosas a Simon. Este las rechazó y solo
se quedó con un trozo de tela con la dirección de su madre.
Simon quedó siempre confundido por
su actitud con Karl.
Después de dos años, terminada la
Guerra, Simon sobrevivió y salió del campo de concentración. Ya no vivían sus
amigos. Fue a visitar a la madre del soldado de las S.S. Su padre había fallecido. En su visita la madre
le confirmó las convicciones religiosas de Karl y, fundamentalmente, que Karl
había sido un buen muchacho y un magnífico hijo. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Sin embargo, la guerra
… y todo lo que les había pasado lo consideraba como un castigo de Dios. Simon
fue incapaz de contar a la anciana “su verdad” sobre Karl.
Simon se reprocha, finalmente, SU
SILENCIO. Tanto en el lecho de muerte del joven nazi, como ante su madre, para
echar por tierra las bondades que esta contaba de su hijo.
OPINIÓN SOBRE EL DILEMA
MORAL
La cuestión planteada es
compleja. El perdón. En el texto incluso
se abre un elemento más de discusión cuando uno de los personajes llega a
plantear que sólo se pueden perdonar las ofensas que se cometen contra uno
mismo y no contra terceros. Sin embargo, en el caso concreto, si los agraviados
estaban muertos, ¿a quien, si no, podía acudir a solicitar el perdón?. Es esa
la razón por la que pidió a la enfermera que le subiera a la habitación del
Hospital a un judío.
Y ello nos hace plantearnos otras
cuestiones, como qué elementos han de darse para que se conceda el perdón.
OPINIÓN DEL AUTOR HARRY JAMES CARGAS
Este autor no perdonaría por “temor
a no ser perdonado”, entendiendo que cuando llegue el día del juicio final
rogará misericordia y no justicia.
El autor ve el perdón como un acto
de bondad, incluso de arrogancia, en la que, quien lo otorga, queda por encima
del perdonado.
El autor lo que se plantea es si
“tenemos valor” para perdonar.
OPINIÓN PERSONAL
Pese a que resulta fácil opinar
sobre hechos que ocurren a terceros, y en la distancia, tanto física como
temporal, y respondiendo a la cuestión
planteada, ¿qué habría hecho yo en su lugar?, mis convicciones personales,
morales y religiosas coinciden: Habría perdonado.
En mi opinión existen varios hechos
determinantes para llegar a tal posición:
El primero y de mayor peso es el ARREPENTIMIENTO.
Sin arrepentimiento no hay perdón. Y el texto nos muestra a un Karl, totalmente
arrepentido. Tal es así, que ese arrepentimiento provoca su propia muerte.
Recordemos que cae en un lance de guerra porque se encuentra agarrotado
recordando los asesinatos ocurridos en Dnepropetrowsk.
El hecho por el que implora perdón
es un acto de guerra, cometido bajo las órdenes de un superior jerárquico.
Llegado ese momento (matanza de judíos en edificio) ¿qué opciones tenía Karl?
¿Desertar? ¿Qué consecuencias hubiera tenido? ¿Ser ajusticiado / fusilado como
un cobarde?.
Estoy convencido de que si hubiera
podido pedir perdón a los agraviados lo hubiera hecho. En su defecto (estaban
muertos), Karl necesita el perdón de otros judíos en similares circunstancias.
Por eso pide que sea un judío.
Que sólo pueda otorgar perdón quien
ha padecido el daño, constituye una verdad, pero solo a medias. Karl necesita
el perdón del perjudicado, pero ante la imposibilidad, Karl y el hombre, en
general, necesita el perdón del semejante.
En su lecho de muerte necesita la
paz y el consuelo delo perdón, que no la justicia, porque él es consciente del
mal que ha hecho y eso constituye una losa insalvable.
Insisto. Hubiera perdonado.
3 comentarios:
Coincido íntegramente con tu opinión. Al compararla con la mía he observado varios rasgos en común. Uno de ellos es el arrepentimiento. En el libro podemos apreciar, a pesar de no encontrarnos frente a frente con el soldado, que tal y cómo Simon describe sus movimientos y expresiones, se nota que verdaderamente está arrepentido. Igualmente concuerdo con el punto de vista bélico que ofreces. En aquella época, creo que bastantes soldados se alistaban en las SS por miedo a la destrucción de sus familias y a la muerte. Este soldado no es una excepción. Creo que si hubiera tenido la oportunidad de pedir perdón a todas sus víctimas, lo habría hecho debido a su educación y a sus valores—recordemos que procedía de una familia religiosa—. Sin embargo no tuvo la ocasión y por ello, como bien dices, implora perdón por sus crímenes de guerra cometidos.
En primer lugar, expones que el arrepentimiento es el primer paso para perdonar a alguien, con lo que coincido totalmente. Sin embargo, dada la gravedad del caso, habríamos de comprobar si el arrepentimiento de Karl es realmente sincero. He ahí el gran problema. Y es que no existe una forma objetiva de hacerlo; de hecho, el autor se basa solo y únicamente en sus sentimientos para afirmar que el autor se encontraba totalmente arrepentido. Lo que a algunos puede parecerle un arrepentimiento sincero, a otros podría parecerle una salvación rápida y desesperada por limpiar su alma antes de perecer. Por esta razón, la subjetividad de valorar el arrepentimiento imposibilita que este sea un argumento válido para perdonar al nazi.
Por otro lado, das a entender que, en el caso en que Karl no hubiese matado a aquellas inocentes personas, habría sido ajusticiado por sus superiores; con lo que, de nuevo, tus argumentos vuelven a carecer de objetividad alguna.
Existen diversos estudios, algunos de ellos mencionados por los autores del libro, que muestran que si Karl no hubiese querido matar, le habría bastado con pedir otro trabajo, que mucha falta hacían en tiempos de guerra como los de entonces. Igualmente, ¿no le habría bastado con disparar a otro lado? Como este, podría exponerte muchas otras alternativas a NO asesinar
Como vemos, decir que “Karl no tenía opción porque debía hacer caso a sus superiores” es un argumento realmente pobre y recurrente que carece de validez.
En ente caso, estoy de acuerdo con la opinión de mi compañero Ignacio, pues pienso que deberíamos perdonar a esa persona, por muy mal que lo hecho, se puede equivocar y además pienso que es lo moralmente más correcto. Sin embargo creo el argumento que utilizas para justificar sus actos (cuando dices que Karl hizo lo que debía hacer ya que envía que hacer caso a sus superiores) no es es válido ya que él podría haberse negado a cometer tantos asesinatos. Por todo lo demás coincido totalmente contigo.
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