viernes, 2 de febrero de 2018

LOS LÍMITES DEL PERDÓN- CECILIA ROS TRUJILLO

1.EL GIRASOL

La historia trata de un hombre, Simon Wiesenthal, que relata sus experiencias y pensamientos durante su vida como judío en una época tan difícil como la Segunda Guerra Mundial, en la que Adolf Hitler, dictador de Alemania, se empeña en eliminar la raza judía por completo. La vida de Simon como esclavo judío transcurre en Lemberg, Polonia.
Simon cuenta lo mal que son tratados los judíos bajo el poder de los nazis y refleja esta opinión con numerosos ejemplos tanto vividos como escuchados por otros compañeros. 
Wiesenthal trabajaba fuera del campo de concentración, en los Ferrocarriles del Este, lugar donde los judíos disfrutaban de cierta “libertad” ya que no allí no estaban sometidos al duro régimen impartido en los campos de concentración.
Sin embargo, un día es llevado junto con otros judíos a un lugar nuevo de trabajo, el Instituto Tecnológico, donde tiene un lugar un suceso que lo deja impactado.
De camino a ese lugar, dirigidos por los askaris, pasan por un cementerio y Simon observa que por cada tumba de los soldados fallecidos había un girasol plantado. Según él, la función de los girasoles era la de alumbrar las tumbas de los fallecidos y las mariposas que revoloteaban entre ellos transmitían mensajes de unos a otros. Simon queda decepcionado ya que él no podrá gozar de tal situación, pues acabará en una fosa común junto con el resto de sus compañeros. 
Sin embargo, el hecho impactante tiene lugar al llegar al Instituto Tecnológico de Lemberg, convertido en un hospital. Mientras se les instruye en su nuevo trabajo que consiste en limpiar contenedores, Simon es llamado por una enfermera que lo guía dentro del hospital hacia la habitación de un soldado nazi gravemente herido cuyo cuerpo está completamente cubierto de vendas. Este hombre le cuenta la historia de su vida y lo arrepentido que se siente al haber maltratado y matado a miles de judíos. También menciona a una familia cuya muerte le afectó por completo, en especial la del niño de la familia, pues su cara de sufrimiento quedó retenida en su memoria para siempre. 
Simon queda asombrado y no sabe cómo reaccionar. Al volver al campo de concentración cuenta lo sucedido a sus amigos, quienes presentan diferentes argumentos sobre si Simon debería haberlo perdonado o no ya que ambos poseen diferentes personalidades. 
Al día siguiente Simon es llamado de nuevo por la enfermera, que le informa de la muerte del soldado y le entrega la mayoría de sus pertenencias. Simon, verdaderamente confuso, se niega a recibirlas y se marcha inmediatamente. 
La historia del soldado perdura en su mente durante mucho tiempo y es objeto de las pesadillas de Simon. 
Con el paso del tiempo, los amigos de Simon se van muriendo por la rápida expansión de epidemias y los constantes maltratos que ejercían los soldados de las SS sobre los judíos.
Simon fue trasladado a otro lugar donde conoce a Bolek, un hombre casi sacerdote, que le abre la mente a Simon y le convence del poder de perdonar si el soldado verdaderamente se siente arrepentido. 
Cuando acaba la guerra y los judíos son liberados, Simon se empeña en visitar a la madre de Karl, el soldado moribundo. Esta le cuenta todo sobre la vida de su hijo y las circunstancias por las que tuvieron que pasar su marido y ella desde que su hijo se asoció a las Juventudes Hitlerianas. La madre de Karl cuenta a Simon que Karl era un buen hombre y que nunca podría haber cometido tales atrocidades sucedidas durante la guerra.
Entonces, Simon reflexiona y llega a la conclusión de que conceder el perdón es algo que corresponde a la víctima. Sin embargo, plantea al lector la cuestión de si hubiera perdonado en su lugar, dilema moral que resume el libro en una simple frase con un significado mucho más profundo.


OPINIÓN SOBRE EL DILEMA MORAL

En mi opinión, la cuestión que propone el autor es difícil de abarcar ya que, como bien dice, <<el perdón es un acto de voluntad y solo la víctima tiene autoridad para tomar la decisión.>>
Todo por lo que pasaron los judíos es una atrocidad y un crimen contra la humanidad. Sin embargo, hubo muchos soldados que cometieron estas acciones no solo porque les convencieran de que estaba bien hecho, sino por miedo a acabar como los judíos, pues aquellos que se oponían al régimen nazi acababan siendo víctimas del mismo. 
Por tal razón y también por mis valores cristianos, creo que sí perdonaría a aquel soldado que se vio forzado a hacer esos actos en contra de su voluntad y para salvar su vida siempre y cuando su arrepentimiento fuera real y no se ensañara con los judíos al cumplir las órdenes de sus superiores.

OPINIÓN DEL AUTOR- MOSHE BEJSKI

El autor expresa sentimientos opuestos al arrepentimiento del soldado, pues él mismo es judío y, junto con su familia, sufre las atrocidades del régimen nazi por lo que utiliza la empatía para argumentar su opinión.
Para Bejski, el libro representa dos mundos totalmente diferentes: uno, el de Karl, soldado nazi que representa todo el mal de aquella época y el mundo de Simon, judío y víctima de aquel mal. Según el autor, resulta imposible perdonar a alguien que es responsable de tu continua humillación y sufrimiento, y, que a pesar de que se arrepienta, sus compañeros van a seguir cometiendo esas crueldades. Moshe defiende su opinión mencionando el hecho de que el soldado se arrepiente justo cuando <<le sorprende la mano de Dios>> y que si no hubiera estado en esa situación seguiría actuando en acorde con las exigencias del nazismo. Además, no duda en elogiar a Simon ya que el gesto que tuvo de mantener el silencio a la hora de hablar con la madre de Karl, va más allá de lo que se espera de un ser humano.
Por tanto, el autor concluye que si no se puede olvidar, no se puede perdonar y Simon y los judíos que sobrevivieron la vida en los campos de concentración nunca olvidaron ni olvidarán los difíciles momentos por los que tuvieron que pasar.

OPINIÓN PERSONAL

Aparte de ser judío, este autor ha sufrido las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial  en un campo de concentración, por lo que le resulta imposible perdonar a uno de los miles de soldados que cometieron atrocidades contra él y sus semejantes, por tanto no puedo criticar su opinión. 
Sin embargo, a mí me resulta más fácil perdonarlo ya que no he sufrido estas atrocidades ni en primera persona ni tampoco le ha ocurrido a alguna persona de mi entorno social. 

Por tanto, todo depende de la personalidad de cada individuo y de las experiencias personales y el grado de implicación que éste tenga dentro del conflicto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo con lo que dices sobre que a ti te resultaría más fácil perdonarlo, es decir, nosotros no hemos vivido semejantes atrocidades como para ponerlos en la piel de ellos realmente.
Respecto a la opinión de tu autor, estoy totalmente de acuerdo con él, ya que para todos los judíos que sufrieron es imposible olvidar todo aquello, por lo que nunca podrán perdonar verdaderamente, de corazón. Por mucho que quieran, es lo más normal que no consigan olvidar todo aquello.

Anónimo dijo...

Respecto a tu argumentación sobre el dilema moral propuesto, me dispongo a comentarte que en absoluto comparto tu visión de los hechos, sin embargo como no podría ser de otra manera, la respeto.
Decir que has dado a entender que Karl fue un chico que casi no actuaba conforme a su voluntad, que sus actos eran fruto de la orden de sus superiores. Y cierto es que quizás él no habría querido matar a esa familia justo en ese momento, pero ¿acaso no se planteó que iba a tener que enfrentarse a sucesos como ese cuando se alistó en la SS? Como ya he manifestado en mi trabajo, insisto en la idea de que todos debemos pagar por nuestros actos y el castigo de Karl es sin ir más lejos el de morir sin la conciencia tranquila.
Entiendo que tu valoración del dilema que se nos plantea está cargada de buenas intenciones, no obstante creo que hubiera sido verdaderamente injusto que un asesino hubiera muerto en paz, dejando a su víctima con una carga extra e innecesaria dadas las condiciones en las que Simón vivía por aquel entonces.

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo contigo, ya que como dices, resulta difícil de imaginar lo que sufrieron esas personas porque no hemos estado en ninguna situación como esa, comparto tu opinión sobre que lo perdonarías, ya que el estaba realmente arrepentido de los actos que había cometido.