jueves, 15 de febrero de 2018




RESUMEN.  EL GIRASOL

Este libro nos habla sobre la historia de un hombre judío llamado Simón Wiesenthal, prisionero y trabajador en un campo de concentración en Lemberg junto a sus dos amigos: Arthur y Josek. En este libro, Simón nos expresa todo lo que vivió en ese lugar, el maltrato que sufría provocado por los solados nazis de la SS , el llanto y  el hambre. También nos cita la pérdida de la  esperanza de poder seguir viviendo y la pérdida de la fe con Dios ya que muchos de los prisioneros pensaban que “Dios estaba de retiro” puesto que eran explotados sin ninguna ayuda para poder salvarse.
Simón era arquitecto, este título lo había conseguido anteriormente en el antiguo Instituto Técnológico. Más tarde pasó a ser  un hospital para curar y cuidar a los soldados moribundos de la SS. En ese lugar, el protagonista y 50 judíos más fueron llamados para trabajar durante un tiempo y  ayudar a los nazis.  De camino, Simón  observó el cementerio que estaba cerca del hospital y vio que en la tumba de cada nazi había un girasol pintado. Esto  le provocó una gran tristeza y envidia ya que él no podría tener una tumba propia, sino que la compartiría con todos los judíos que fueran asesinados o fallecidos en los campos.
En aquel hospital, él conoció a Karl. Este último era un soldado nazi moribundo que era cuidado por Simón. Tras tener varias conversaciones con Simón, Karl le cuenta lo arrepentido que está por haber matado a una familia judía. Por esta causa, el soldado le pide al judío que lo perdone ya que lo lamenta y los fallecidos ya no pueden perdonarlo.
Tras un momento de espera, el preso se fue sin darle lo que buscaba al soldado.
Cuando llegó al campo y encontró a sus amigos, el judío les explicó lo ocurrido. Ellos contestaron que había actuado bien ya que no tenía la autoridad de perdonarlo en nombre de los que habían muerto. Esto no tranquilizó a Simón ya que se quedó con la duda de si había actuado correctamente.
Pasado el tiempo,  sus amigos murieron y el judío conoció a un hombre casi sacerdote llamado Bolek que le abrió la mente. Más tarde  fue liberado del campo de concentración y fue a hablar con la madre del soldado que conoció para poder observar si pertenecía a una familia de buen corazón y quitarse la duda de si estaba arrepentido de verdad. Conoció a la madre y al observar que era una familia honrada se guardó el secreto.

OPINIÓN PERSONAL

La opinión sobre este libro es muy variada ya que el perdón ante estos tipos de sucesos es muy diferente según con la persona que interactuamos. Depende de la educación y los sentimientos que influyan en cada persona sobre este tema. 
En mi opinión es cierto que lo ocurrido es un hecho muy grave y que yo no soy nadie como para perdonar al soldado ya que no he sido el que ha sufrido esa muerte. Pero desde mi punto de vista cristiana, pienso que toda persona tiene derecho a cambiar y a ser perdonada si su arrepentimiento es totalmente cierto.


AUTOR—MARK GOULDEN

Goulden  piensa que el hecho de perdonar a un nazi no es una respuesta genérica  ya que es un dilema individual que requiere una respuesta personal. Nos expresa el dolor que sufrieron todos los judíos. Esa situación la define como una masacre, una matanza y una bestialidad. Este autor se pregunta cómo un ser humano en todo su sano juicio puede provocar esa locura y tanto daño a otra persona, y cómo esos crímenes no muy lejanos pueden ser tan olvidados y desconocidos para las personas de la actualidad.
Él defiende la idea de que hay que perdonar, pero se pregunta si ese hecho tan fuerte se lo merece. En primer lugar nos dice que en posición de un clérigo tendría perdón ya que Dios se lo concedería si está totalmente arrepentido. Por lo contrario, una persona que no ha sentido todo el dolor y que no se ha sentido ofendido de primera mano, no tiene el derecho de perdonar ya que los que deberían de hacerlo no pueden expresar su opinión.
Por esta última razón, Goulden piensa que él se preguntaría si el nazi cambiaría, cómo sería su actitud si ganasen la guerra, cómo se comportaría y cómo sería su comportamiento en aquel momento. A la misma vez, pensaría en  la posición de un cristiano y reflexionando sobre esas cuestiones, él nos expresa que lo abandonaría en silencio no sin antes asegurarse de que quedaba un nazis menos en el mundo.


OPINIÓN PERSONAL

Desde mi punto de vista, entiendo la reacción que tendría este autor en esa situación. Pero no por ello significa que actuase de ese mismo modo.
Tiene toda la razón en defender que él no puede perdonar en nombre de personas que no están vivas para expresar su opinión, pero desde mi punto de vista cristiano, pienso que todo ser humano que esté totalmente arrepentido debe tener una segunda oportunidad o por lo menos ser perdonado.
No estoy de acuerdo en el hecho de que se aseguraría de que hubiese un nazi menos en el mundo, ya que él le está mostrando todo su dolor y pienso que eso es la mayor muestra de arrepentimiento que puede demostrar una persona. Llegar a ese extremo me parecería excesivo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

El autor elegido por mi compañera Virginia es bastante extremista, puesto que no solo no perdonaría a Karl, sino que se aseguraría que hubiese fallecido antes de salir de la habitación. A pesar de ello, estoy de acuerdo con Mark en no perdonar al soldado puesto que se alistó a la SS de forma voluntaria y su arrepentimiento llega cuando está a punto de fallecer buscando un perdón de un judío para descansar en paz. No creo que el perdón de cualquier judío sea válido para perdonar al soldado del daño irreparable que le causó a esa familia judía. Por otro lado, como bien dice Mark Goulden, cabe poner en duda si el perdón de Karl es totalmente verdadero o tan solo busca el perdón para estar libre de pecado y alcanzar el cielo tras su muerte. Nunca sabremos si el soldado se sentiría arrepentido o buscaría un perdón judío de igual manera si hubiese escapado sano y victorioso de la guerra.

Unknown dijo...

Comparto la dificultad que expresa Virginia de perdonar en nombre de personas que ya no están vivas para expresar su opinión, aunque el autor también sufre a los nazis, por lo que estimo tiene potestad de perdonar.
No obstante, y al igual que ella, ante las circunstancias personales del soldado (arrepentimiento en su lecho de muerte), y desde un punto de vista estrictamente cristiano, creo que lo perdonaría, pues la negación del perdón no soluciona en nada los crímenes del holocausto, y al menos, permite morir en paz a un ser humano, aunque no lo mereciese.
A pesar de lo anterior, mantengo mis dudas sobre si otorgaría el perdón en otras circunstancias distintas, pues el soldado realizó aquellos actos conscientemente (nadie le obligó a alistarse en las SS y asesinar a aquella familia).