Los límites del perdón. El girasol.
Resumen:
El libro trata de un judío llamado Simon que está alojado en
un campo de concentración nazi. Un día le cambian el trabajo que tiene que
hacer y sale hacia el antiguo instituto tecnológico, donde él estudió. En el
camino va recordando historias de su pasado. En un momento dado del paseo ven
un cementerio donde en cada tumba hay plantado un girasol. Este momento marca
bastante a Simon, el cual piensa que es como si esos fallecidos tuviesen vida
tras la muerte. Cuando llegan a su destino una enfermera le dice a Simon que la
siga. Esta le lleva a una habitación donde se encuentra un joven soldado nazi
al borde de la muerte. El soldado, que
se llamaba Karl, le cuenta lo descontento que está con los crímenes que ha
causado durante su corta vida y algunas historias de su pasado, en concreto una
que le marcó mucho fue tener que disparar a una familia entera a la cual hacía
un momento habían metido en una casa con gasolina y habían prendido fuego. Karl
quería el perdón de Simon, pero este abandona la estancia sin darle una
respuesta. Lo debatió con sus amigos del campo, y estos le dijeron que había
hecho lo correcto. Sin embargo, los años pasaron, sus amigos murieron, él salió
del campo, y este suceso todavía le hacía pensar. Aquella enfermera le ofreció
las cosas de Karl cuando al día siguiente murió; Simon no las aceptó así que la
enfermera se las mandó a su madre. Simon todavía recordaba la dirección que le
mostró la enfermera, así que fue a visitar a la madre. Esta le contó maravillas
de Karl, que era muy buen chico, solo que las Juventudes Hitlerianas le
hicieron mucho daño. Simon decidió no contarle la verdadera historia de su hijo. Sin embargo, siguió teniendo el dilema
moral “¿Hice bien en irme sin decir nada?” y nos invita a planteárnoslo a nosotros también.
Opinión personal
sobre el libro:
El libro me ha parecido ameno y uno de esos que todo el
mundo debería leer ya que los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra
Mundial son un tema que todo el mundo tendría que
conocer a fondo para no volver a repetir. Los libros de este estilo suelen ser
muy duros, y este lo es, mostrando los crímenes que realizaban los nazis contra
gente inocente, pero también muestran que valores como la perseverancia, la
inteligencia y la buena amistad pueden
ayudarnos a sobrellevar cualquier cosa, y que debemos luchar por lo que
queremos.
Opinión de Albert Speer:
Para Albert, arquitecto jefe de Adolf
Hitler y Ministro de Armamento y Guerra del Tercer Reich, o como se le conoció
después, como un antiguo nazi arrepentido, Simon hizo bien en irse, en no
perdonar, pues si él no era capaz de perdonarse a si mismo, como iba Simon a
perdonar a una persona cuyo crimen no había sido hacia su persona. Sin embargo,
fue un gran gesto por su parte haber escuchado al soldado nazi y puede que eso
aligerase la carga moral de Karl antes de morir. Por tanto hizo lo correcto,
pues no le perdonó expresamente, pero tampoco le hirió.
Opinión personal
sobre la opinión de Albert Speer y perdonar al nazi:
En mi opinión todo el mundo merece el perdón, pero claro,
suele quedar en la teoría porque a veces hay crímenes en los que te preguntas «¿Cómo voy a poder perdonar algo así?» como es
en este caso. Sin embargo, si el arrepentimiento realmente es sincero creo que
todos merecemos una segunda oportunidad, ya que, como se suele decir «más vale
tarde que nunca» y para mi, poniendo el ejemplo de los nazis, es mejor uno que se
ha arrepentido de sus crímenes a uno que muere feliz de haber matado a miles de
personas.
Este caso en concreto hace pensar porque
realmente no sabemos si Karl estaba arrepentido o simplemente quería morir con
la conciencia tranquila, aunque por lo que dice su madre al final parece que en
el fondo hubiese sido un buen chaval de no haber sido por las juventudes
hitlerianas.
En ese sentido lo que hace Simon está bien,
pues él no puede perdonar por algo que hicieron a otras personas; se va de la
estancia sin decir nada aunque escucha todo el discurso del nazi, lo cual es
como una especie de favor, no le perdona pero no le odia.
Creo que si no hubiese estado en su lecho de
muerte, y yo tuviese alguna relación con su crimen, le hubiese perdonado
porque, como dice Albert Speer «Mi delito moral no está sujeto a prescripciones
morales», es decir, que aunque la sociedad le perdonase (tras haber ido a la cárcel
o con alguna condena similar para pagarlo) quizá a si mismo él no era capaz de
hacerlo, y llevar esa culpa ya me parece demasiada carga como para además ser
odiado por otros.
Sin embargo, en esa situación creo que
hubiese actuado como Simon, pues aunque tuviese relación con el crimen no iba realmente
conmigo, aparte de que era un crimen con mayúsculas, pero tampoco hubiese
tenido valor para negarle el perdón a alguien sinceramente arrepentido en su lecho de muerte.
5 comentarios:
Pienso totalmente igual que tú Iguácel y el autor que has descrito, puede que alguien haya hecho un mal muy grande pero puede que se arrepienta al momento o se van a la tumba con la satisfacción de haberlo hecho. Por ello, está bien como ha actuado Simón, no le ha dicho que lo perdona pero tampoco ha negado que en algún momento lo pudiera hacer. También, que el judío se quedara a escuchar a Karl, es una cosa buena que hizo por el nazi.
Iguácel, yo creo que como tú has dicho, todo el mundo se merece una segunda oportunidad pero claro no es lo mismo robar algo que convertirse en un criminal. Además si dice que se arrepiente ¿por qué lo hace en su lecho de muerte y no antes? Sin duda, Simón hizo lo correcto en irse sin darle respuesta.
Iguacel yo no estoy de acuerdo contigo porque en mi opinión no se puede perdonar a los nazis. Lo que han hecho es muy grave y si tu no quieres matar a judíos, no los matas. A mi no me vale que me pidan perdón por matar a una persona ya que esa vida no se puede recuperar. En mi opinión no habría que perdonar a los nazis.
Yo no estoy de acuerdo contigo iguacel, depues de matar a tantas personas el arrepentimiento no vale. Yo creo que se lo tiene merecido que Simón no le perdonase. Porque según lo que hagas no hay perdón que valga.
Es verdad que todo el mundo se puede arrepentir y debemos perdonar pero si no esta la persona a la que le has hecho el mal no puedes ir pidiendo perdón a otras personas aunque Simón fuera judío igualmente.Pienso que el perdón que Karl le pide a es en vano, por lo tanto no estoy de acuerdo contigo.
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